01. El Corazón. Yo lo usaba en los ojos.
02. Y no habré oído nunca lo que nadie me dijo: tu nombre, poesía.
03. La noche, que me espía por el ojo de la cerradura del sueño, gotea estrellas de ruidos inconexos.
04. Por la carne también se llega al cielo. Hay pájaros que sueñan que son pájaros y se despiertan ángeles.
05. Porque yo tuve un día una mañana y un amor. Fino y frío amor, tan claro que lo empañaba el tacto de pensarlo
06. Yo cruzo sin respiro por su aire irrespirable que desnuda un prodigio en cada voz con sólo dibujar y en cada pensamiento con sentirlo.
07. Cuando la luz emana de nosotros todo dentro de todos los otros queda en sombras y cuando nos envuelve ¡Qué negra luz nos anochece adentro!
08. ¿Nada de amor - ¡De nada! - para mí? Yo buscaba la frase con relieve, la palabra hecha carne de alma, luz tangible, y un rayo del sol último, en tanto hacía luz el confuso piar de mis polluelos.
09. (...) Me ha amanecido una felicidad desolada, sin nadie más que mi alma haciéndose más y más grande, inmensa de avaricia, para amarla con mi más doloroso desinterés, en amor puro, gratuito, poesía pura y vida pura no más.
10. Tendré un sueño de usted nunca mía, pero tan amado por mí, y mi sueño será un paisaje sin nadie y sin árboles, artificial, como hecho todo por mí, y en mi paisaje muerto la alegría única, sin sonrisas, será poder escribir mi firma.
11. Y yo enloquecería, no de que usted no me ame, si- no de no amarla a usted, precisamente, porque no sé cual es usted y tengo miedo de amarme en mi teoría de usted, a cada momento más falsa. En usted obscura. O no, sino obscureced ora.
12. Las palabras más ricas, menguante aurirrosado de la luna, se me van por el lago, verticales, en una temblorosa exaltación, a colgarse de ti. Que los poetas -que todo lo sueñan- y los amantes -que lo tienen todo- son aquí tus mendigos humillados.