01. En ti mi soledad se reconcilia para pensar en ti.
02. Un año más el vínculo asegura de su noble amistad, alta y preclara. ¡Dios se lo otorgue lleno de ventura!
03. Como un día me la diste viva tu imagen poseo, que a diario lavan mis ojos con lágrimas tu recuerdo.
04. Entre tu aurora y mi ocaso, el tiempo desaparecía y era nuestra y era mía sangre, labio, vino y vaso.
05. Porque en mí floreció tu primavera; porque tu otoño maduró mi espiga que el invierno guarece y atempera...
06. ¿Cómo será posible que nada te conmueva, que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga?
07. Este perfume intenso de tu carne, no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los globos azules de tus ojos, y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus brazos.
08. Amar es percibir, cuando te ausentas, tu perfume en el aire que respiro, y contemplar la estrella en que te alejas cuando cierro la puerta de la noche.
09. ¡Oh! Dulce amigo, cuya mano clara en cifra de cariño y de ternura la mía tantas veces estrechara!
10. Si una nube lejana me saluda, si hay un ave que canta, si una muda y recóndita brisa inmola el desaliento de las rosas, si hay un rubor de sangre en la imprecisa hora crepuscular, yo me conturbo y tiendo mi sonrisa.
11. Hoy no lució la estrella de tus ojos. Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas, llego a la arena de tu cuerpo en que mi propia voz nombra mi nombre, en que todo es dorado y azul como un día nuevo y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
12. Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío, junto a tus hombros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo, de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas, sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.