01. El horror del desastre no podrá nunca nublar vuestra gloria.
02. Desde que se me hizo general a los 33 años, se me colocó en vías de grandes responsabilidades para el futuro.
03. Todo lo que se estanca y no evoluciona según las necesidades de los tiempos está llamado a sucumbir. El estancamiento en política suele ser fatal.
04. En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.
05. Cuando se lucha en las trincheras como se lucha, cuando se muere en los frentes como se muere, cuando se defiende a España como la defienden Falangistas, Requetés y Soldados, hay una Raza y hay un Pueblo.
06. Todas las protestas habidas obedecen a una conspiración masónica-izquierdista, de la clase política, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra a ellos les envilece.
07. El enemigo se echa encima; necesitarían reaccionar y tomar la posición nuevamente, pero no lo hacen, y la retirada sigue precipitada con el enemigo a pocos pasos. El terreno y la situación táctica de estas unidades es tan difícil, que todo es perdonable.
08. Ahora se habla de democracia. Nosotros, los españoles, ya la hemos conocido. Y no nos dio resultado. Cuando otros van hacia la democracia, nosotros ya estamos de vuelta. Estamos dispuestos a sentarnos en la meta y esperar a que los otros regresen también.
09. Mis años en África vienen a mí con indudable fuerza. Allí nació la posibilidad de rescate de la España grande. Allí se fundó el ideal que hoy nos rinde. Sin África, yo apenas puedo explicarme a mí mismo, ni me explico cumplidamente a mis compañeros de armas.
10. (...) Todas estas prácticas, el aprovechamiento del terreno disimulando la situación de los tiradores, la ocupación de las crestas, las retiradas, etcétera, esa malicia del combate, los moros la señalan con las palabras españolas de saber manera, y es indispensable en esta guerra que todos aprendan a saber manera.
11. Si el enemigo está muy próximo y el terreno puede favorecer su avance, entonces es preciso simular la retirada esperándole con serenidad que llegue a pocos metros, hacerle unas descargas y aprovechar la segura huida para desplegarse, en la seguridad que no se echará encima nuevamente; pero para esto hace falta que la moral de las tropas sea muy elevada.
12. Hemos hecho un alto en la batalla, pero solamente un alto en la batalla. No hemos acabado nuestra empresa. No se ha derramado sangre de nuestros hermanos para volver a los tiempos blanduchos que nos trajeron los tristes días de Cuba y Filipinas. No queremos volver al siglo XIX. Hemos derramado la sangre de nuestros muertos para hacer una nación y forjar un imperio.