01. En una de esas tardes sin más pintura que la de mis ojos, te desnudé y el viaje de mis manos y mis labios llenó todo tu cuerpo de rocío.
02. Invitar al paisaje a que venga a mi mano, invitarlo a dudar de sí mismo, darle a beber el sueño del abismo en la mano espiral del cielo humano.
03. Hoy que has vuelto, los dos hemos callado, y sólo nuestros viejos pensamientos alumbraron la dulce oscuridad de estar juntos y no decirse nada.
04. Mi voz se queda sola entre la noche para decirte, oh madre, sin decirlo, cómo mi corazón disminuirá su toque cuando tu sueño sea menos tuyo y más mío.
05. Ésta es la parte del mundo en que el piso se sigue construyendo. Los que allí nacimos tenemos una idea propia de lo que es el alma y de lo que es el cuerpo.
06. Tú eres más que mis ojos porque ves lo que en mis ojos llevo de tu vida. Y así camino ciego de mí mismo iluminado por mis ojos que arden con el fuego de ti.
07. Estar árbol a veces, es quedarse mirando (sin dejar de crecer) el agua humanidad y llenarse de pájaros para poder, cantando, reflejar en las ondas quietud y soledad.
08. El aire es siempre exacto en su tiempo tonal; sabe escultura porque un pintor en tan vastos andamios puede fraguar los delirantes cadmios y acompasar geométricas figuras.
09. El poema es la declaración pasional mas grande que un hombre puede hacer a un héroe: la admiración mas rendida en medio de una tristeza que hubiera querido ser grandiosa.
10. Estos mayos y abriles se alargan hasta octubre. Todo el Valle de México de colores se cubre y hay en su poesía de otoñal primavera un largo sentimiento de esperanza que espera.
11. Nada nos hiere tanto como hallar una flor sepultada en las páginas de un libro. La lectura calla; y en nuestros ojos, lo triste del amor humedece la flor de una antigua ternura.
12. Al fin de la mirada se acomoda la paloma de un templo en la colina. A la izquierda la sierra cambia azules temerosos. Y a veces, se ilumina y lava sus colores y se pone desnuda a recordar senderos y relieves.