02. El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.
06. El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo (...) Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo.
07. Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional.
08. Es frecuente el error de oponer la política realista a la política idealista. Error que proviene de confundir al político practicón con el realista. El practicón que es un simple colector de votos o fuerzas materiales. El realismo consiste en la correcta interpretación de la realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideal y de cosas prácticas(...) Ni escapa al círculo de los hechos concretos por la tangente del sueño o la imaginación, ni está tan atado a lo concreto que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al margen del futuro y el pasado. Para una política realista la realidad está constituida de fines y medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas.
10. La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima. El cuento de la división internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina económica.
11. La falsificación (de la historia) ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Mucha gente no entiende la necesidad del revisionismo porque no comprende que la falsificación de la historia es una política de la historia, destinada a privarnos de experiencia que es la sabiduría madre.
12. Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada (...) No habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas.
Pensador, escritor, ensayista y político argentino, gran crítico y protagonista de la historia Argentina.
Sobre Arturo Jauretche
Arturo Jauretche fue el primero de los diez hijos que tuvieron Pedro Jauretche, funcionario municipal y figura importante del partido Conservador de Lincoln y Angélica Vidaguren, maestra.
La infancia y adolescencia de Arturo Jauretche transcurren en su ciudad natal y tiempo después, tras radicarse en Chivilcoy, participa en las luchas estudiantiles por la Reforma Universitaria de 1918.
En 1922 simpatizó con el nuevo modelo de integración social promovido por la Unión Cívica Radical y se incorporó al sector de Hipólito Yrigoyen, los llamados radicales personalistas.
En 1928, Arturo Jauretche fue nombrado funcionario en el segundo mandato de Yrigoyen, pero sólo duró hasta 1930, cuando se produjo el primer golpe de estado (1930-1943) encabezado por José Félix Uriburu, que dio lugar a la llamada Década Infame.
Desde ese momento, Arturo Jauretche protagonizó la lucha callejera, combatiendo a mano armada con los insurrectos y desarrollando una intensa actividad política.
En 1933 hallándose en la provincia de Corrientes, tomó parte en el alzamiento de los coroneles Roberto Bosch y Gregorio Pomar y tras ser derrotados cayó preso.
La disparidad de criterios entre Arturo Jauretche y el radicalismo encabezado por Marcelo Torcuato de Alvear propiciaron en 1939 el nacimiento de la agrupación política FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), de desarrolla los lineamientos del nacionalismo democrático.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), desde FORJA sostuvo la posición de neutralidad.
Luego del golpe militar de 1943 que derrocó al gobierno fraudulento de Ramón Castillo, FORJA anunció que sus objetivos se habían satisfecho y se disolvió en 1945.
Ese mismo año, Arturo Jauretche se adhirió al peronismo y unos años después fue nombrado presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, cargo que mantuvo hasta 1951.
Tras producirse la Revolución Libertadora que derrocara a Juan Domingo Perón en 1955, Arturo Jauretche fundó el periódico "El Líder" y el semanario "El '45", donde criticó el régimen de facto y fue perseguido y obligado a exiliarse en Montevideo (Uruguay).
En el exilio se mantuvo crítico con la sociedad argentina, proponiendo la integración de los intereses de la burguesía y el proletariado para el desarrollo de una economía sólida.
Esta posición le granjeó enemistades por parte de los liberales y de la dirigencia justicialista.
Lo que caracterizó a Arturo Jauretche a lo largo de su vida fue su honestidad intelectual y su permanente compromiso con sus ideales.
Su última relación con la política fue en 1961 cuando se postuló a senador nacional y no logró ingresar al senado.
A partir de entonces, la actividad como escritor de Arturo Jauretche fue intensa, llegando a publicar el primer volumen de su autobiografía "De memoria.
Pantalones cortos" en 1972 y falleciendo antes de terminar los tres volúmenes de su obra.
Arturo Jauretche popularizó palabras que definen actitudes políticas, como "oligarca" o "vende patria".