01. Los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos.
02. No hay nada más noble ni más eficiente en el hombre que la conciencia de bastarse a sí mismo, en todas las contingencias y los órdenes de la vida.
03. La democracia no consiste solo en la garantía de libertad política; entraña a la vez la posibilidad para todos para alcanzar un mínimo de felicidad siquiera.
04. La estabilidad de la patria sobre sus tradiciones de honor y sus bases constitutivas, su prosperidad creciente y sus glorias inmaculadas, fueron los impulsos, las iluminaciones de mi voluntad.
05. He obrado en todo con la devoción que requería la más bella de las empresas humanas: la salvación de la patria; y por el designio que me animaba, no podía distraer mis actitudes a otras consagraciones.
06. Es indispensable fijar como condición irreductible que la moral política es la base de todos los progresos y de todas sus formas eficientes, restableciendo el poder, siempre vivificante de sus principios
07. Los genios conciben y estructuran una gran causa y la realizan pero no se sirven ni se aprovechan de ella para sí. La gran satisfacción está en haber interpretado con fidelidad y lealtad los anhelos y las esperanzas del pueblo.
08. ¡Que fuera, sino, del arduo y sereno mandato que impone la vida a los que la comprenden en sus vastos lineamientos, si no hubiera un sereno panorama donde descansar las alas fatigadas del turbulento y recio rodar de las tormentosas adversidades!
09. Las grandes dificultades no consistieron sólo en luchar con el adversario, pues que con la bandera de los principios interpretados y cumplidos con integridad, era bastante para dominarlo. La dificultad enorme consistió más que nada en hacer que en su seno se mantuviera intacta esa integridad de principios y de postulados indeclinables.
10. La política que apliqué en el gobierno era la que persigue la humanidad como ideal supremo de su progreso y bienestar. Aquella que hace plácida la vida de las sociedades y estimula sus actividades y venturas, en la vigencia de un ordenamiento legal equilibrado, entre las dos grandes fuerzas siempre combatientes: el capital y el trabajo.
11. Las críticas interesadas por perversas e intencionadas que fueran, no llegaron jamás a tocarme, porque demasiado sé que estoy acorazado con los respetos más altos de que pueda estar revestida la personalidad humana, y ellas no alcanzaron a tener influencia alguna en las decisiones de mi espíritu ni en la idealidad subjetiva de mis propósitos.
12. Cuando la vida se funde en una aspiración suprema de justicia, de derecho, de honor y de verdad, hacia los cuales nos lleva los impulsos generosos de nuestra propia alma, no solo debemos resguardarnos de todo aquello que pudiera desvirtuarnos y empequeñecernos, sino que debemos transformarnos en apóstoles incorruptibles de tan nobles aspiraciones.