Frases de Alfonsina Storni - Página 4

01. Un día habré dormido con un sueño tan largo que ni tus besos puedan avivar el letargo. Un día estaré sola, como está la montaña entre el largo desierto y la mar que la baña. "Irremediablemente" (1919)

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02. Luz de los astros: todos mis poros se abren sintiendo vuestros tesoros que son trasuntos de inmensidad, y en esta hora soy una cuerda, cuerda que espera que algo la muerda, para dar notas de tempestad.

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03. Mas... ¿Lo que fue? ¡Jamás se recupera! ¡Y toda primavera que se esboza es un cadáver más que adquiere vida y es un capullo más que se deshoja! "La inquietud del rosal" (1916)

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04. Un día, suavemente, con sus corteses modos, hizo el hombre la jaula para encerrarte allí. Y ahora te contempla, apoyado de codos, sobre el hierro prudente que lo aparta de ti. "Languidez" (1920)

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05. Una mano invisible acaricia calladamente la pulpa triste de los mundos rodantes. Alguien, a quien no comprendo, me macera el corazón de dulzura.

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06. Y cigarras sonoras, y piedras calcinadas, se asoman a mis largas siestas, sin que concluya este lento desfile de puntos por mis manos. Y a ratos, en el aire que impregnan los manzanos, van y vienen dos frases: Eres mía. Soy tuya. "Ocre" (1925)

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07. (...) Bebe de las rocas; duerme sobre escarcha; renueva tejidos con salitre y agua; habla con los pájaros y llévate al alba. Y cuando las carnes te sean tornadas, y cuando hayas puesto en ellas el alma que por las alcobas se quedó enredada, entonces, buen hombre, preténdeme blanca, preténdeme nívea, preténdeme casta. "El dulce daño" (1918)

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08. Adherida a tu velocidad, como la hoja a la rueda, lancé tímidas fechas a tus paisajes soberbios. Y sólo pequeños rincones de formas recogió mi corazón adormecido. "Mundo de siete pozos" (1934)

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09. Yo no estoy y estoy siempre en mis versos, viajero, pero puedes hallarme si por el libro avanzas dejando en los umbrales tus fieles y balanzas: requieren mis jardines piedad de jardinero. "Irremediablemente" (1919)

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10. Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero viendo en días de otoño tu ciclo prisionero, no me será sorpresa la lápida pesada. Que entre tus calles rectas, untadas de su río apagado, brumoso, desolante y sombrío, cuando vagué por ellas, ya estaba yo enterrada. "Ocre" (1925)

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11. Tiempo y tranquilidad me han faltado, hasta hoy, para desprenderme de mis angustias y ver así lo que está a mí alrededor. Pero, si continúo escribiendo, he de procurarme el tiempo y la tranquilidad que para ello me harán falta.

+ Frases de Angustia


12. Ten paciencia, mujer que eres oscura: algún día, la forma destructora que todo lo devora, borrará mi figura. Se bajará a mis libros, ya amarillos, y alzándola en sus dedos, los carrillos ligeramente inflados, con un modo de gran señor a quien lo aburre todo, de un cansado soplido me aventará al olvido. "Ocre" (1925)

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Influencias

Autores relacionados

Gabriela Mistral Horacio Quiroga Mercedes Sosa

Alfonsina Storni

Alfonsina Storni

Escritora, poetisa y maestra argentina nacida en Suiza, autora de "La inquietud del rosal" (1916), "El dulce daño" (1918), "Irremediablemente" (1919), "Languidez" (1920), "Mundo de siete pozos" (1934) y "Mascarilla y Trébol" (1938).

Sobre Alfonsina Storni

Alfonsina Storni nació en Capriasca, la comuna suiza del Cantón del Tesino, siendo la tercera hija de la familia Storni.

Tras cuatro años en Suiza, la familia se traslada a la provincia de San Juan (Argentina) en 1896 y más tarde hacia Rosario, un próspero puerto de la provincia de Santa Fe.

La infancia de Alfonsina Storni fue dura, la familia siempre tuvo apremios económicos y los proyectos que encararon, entre ellos un café cerca de la estación de trenes, fracasaron.

Comenzó lavando platos para ayudar a la familia y luego trabajó como costurera en una fábrica de gorras.

En 1907 llega a Rosario la compañía de Manuel Cordero, un director de teatro itinerante y Alfonsina Storni forma parte de ella como reemplazo de una actriz que se enferma, recorriendo con la compañía las provincias argentinas de Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán.

A su vuelta se encuentra con la noticia de que su madre se casó y vive en la pequeña localidad de Bustinza.

Alfonsina Storni decide estudiar la carrera de maestra en la Escuela Normal de Coronda, donde se recibe tiempo después con aptitudes sobresalientes.

Comienza a dar clases y participa en dos revistas literarias, "Mundo Rosarino" y "Monos y Monadas", donde comienzan a circular sus poemas.

En 1911, Alfonsina Storni se traslada a Buenos Aires y al año siguiente nace su hijo Alejandro, enfrentando su cuidado y crianza en forma solitaria, que la define como una mujer de fuerte personalidad.

Trabajando como cajera en una tienda y en la revista "Caras y Caretas", publica en 1916 "La inquietud del rosal", sorprendiendo por su capacidad de introspección.

Ese mismo años aparecen varios de sus poemas en la revista "Mundo Argentino", donde comparte espacio y reuniones con poetas de la talla de Amado Nervo y Rubén Darío, a quienes admiraba profundamente.

En 1918 publica "El dulce daño", y se organiza una reunión para celebrar la aparición de la obra, siendo oradores Roberto Giusti y José Ingenieros, su gran amigo y protector.

Promediando 1922, Alfonsina Storni conoce al escritor uruguayo Horacio Quiroga, de gran influencia en su carrera literaria.

Con la publicación de su obra "Ocre" (1925), se produce en su poesía un marcado cambio, haciéndose más cerebral y acercándose al simbolismo, junto con la soledad que el deja la muerte de José Ingenieros ese mismo año.

Tiempo después intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa.

En 1935 Alfonsina Storni es operada de un cáncer de mama, logrando sobreponerse por un tiempo, pero al año siguiente vuelve la incertidumbre y el temor por la renuencia de la enfermedad.

El 23 de octubre viajó a la ciudad de Mar del Plata y en la madrugada del martes 25, Alfonsina Storni abandonó su habitación y se dirigió al mar.

Esa mañana, dos obreros descubrieron su cadáver en la playa.

La noche anterior al suicidio, escribió un poema dirigido al hijo que llamó "Poema de despedida" y lo envió al diario "La Nación".

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