Frases de Horacio Quiroga

01. Un cuento es una novela depurada de ripios.

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02. Escribo siempre que puedo, con náuseas al comenzar.

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03. (...) Culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores. "Cuentos de amor de locura y de muerte" (1917)

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04. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. "Cuentos de amor de locura y de muerte" (1917)

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05. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas.

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06. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste.

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07. Hay sentimientos a los que no se puede dar cuerpo verbal, más que es posible seguir perfectamente con los ojos cerrados.

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08. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

+ Frases de Imperio


09. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

+ Frases de Imitación


10. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

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11. Al ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador que tenía una gran puntería le apuntó entre los dos ojos, y le rompió la cabeza. "Cuentos de la selva" (1918)

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12. ¡Qué locura! Los amantes que se han suicidado sobre una cama de hotel, puros de cuerpo y alma, viven siempre. Nada nos ligaba a aquellos dos fríos y duros cuerpos, ya sin nombre, en que la vida se había roto de dolor. "Cuentos de amor de locura y de muerte" (1917)

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Autores relacionados

Alfonsina Storni Jorge Luis Borges Juan Carlos Onetti Julio Cortázar

Horacio Quiroga

Horacio Quiroga
  • 31 de diciembre de 1878
  • Salto, Uruguay
  • 19 de febrero de 1937
  • Buenos Aires, Argentina

Escritor, maestro, cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo, autor de "Cuentos de amor de locura y de muerte" (1917), "Cuentos de la selva" (1918), "Los sacrificados" (1920), "La gallina degollada y otros cuentos" (1925) y "Decálogo del perfecto cuentista" (1927).

Sobre Horacio Quiroga

Horacio Quiroga nace en el seno de una familia de clase media, de madre Pastora Fortaleza y padre Prudencio Quiroga, diplomático que falleció a los dos meses de su nacimiento al dispararse en forma accidental mientras cazaba.

Cursó sus estudios en Montevideo, donde demostró enorme interés por la literatura, la química, la fotografía, la mecánica y las actividades físicas, llegando a fundar la Sociedad de Ciclismo de Salto y viajando por tal motivo en bicicleta desde Salto hasta Paysandú.

En 1894 comenzó a colaborar con las publicaciones "La Revista" y "La Reforma" y tiempo después fundó en su ciudad natal la "Revista el Salto" (1897).

En 1900, tras el suicidio de su padrastro, Horacio Quiroga viajó a Europa y se instaló en París (Francia), donde recopiló sus experiencias en "Diario de viaje a París".

A su regreso fundó junto a Federico Ferrando, Alberto Brignole, Julio Jaureche y otros el "Consistorio del Gay Saber", un laboratorio literario experimental donde preconizarían los objetivos modernistas.

1901 fue un año funesto para Horacio Quiroga, ya que murieron dos de sus hermanos, Prudencio y Pastora, víctimas de la fiebre tifoidea y en un hecho accidental le disparó a su amigo Federico Ferrando, produciéndole la muerte y debiendo afrontar una reclusión hasta que se demostró su inocencia.

En 1902 se traslada a Buenos Aires (Argentina), donde publica "Los arrecifes de coral" (1901), la novela breve "Los perseguidos" (1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y "El almohadón de plumas", publicado en la revista argentina Caras y Caretas.

En 1909 se radica en la provincia de Misiones, donde se desempeña como juez de paz en San Ignacio y contrae matrimonio con Ana María Cires, fruto del cual nacen sus primeros hijos, Eglé y Darío.

Tras el suicidio de su esposa en 1915, Horacio Quiroga se trasladó a Buenos Aires con sus hijos, trabajando como Secretario Contador en el Consulado General uruguayo y publicando con gran éxito "Cuentos de amor de locura y de muerte" (1917).

Durante este periodo colaboró con numerosos medios, entre ellos las revistas "Fray Mocho", "La Novela Semanal" y el diario "La Nación".

En 1927 Horacio Quiroga contrajo segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, María Elena Bravo, con quien tuvo una niña y dos años después publica la novela "Pasado amor", sin mucho éxito.

En 1935 publicó su último libro de cuentos, "Más allá" y tras enterarse de que padecía de cáncer de próstata, se suicidó bebiendo un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires.

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