14 frases de El chico de las bobinas de Pere Cervantes... Thriller cargado de emotividad y misterio que nos habla de la incomparable fortaleza de esas mujeres, víctimas de la guerra, que enseñaron al mundo cómo sobrevivir, y de esas salas de cine de barrio que nos permitieron soñar en esos difíciles años.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Pere Cervantes son: amor por el cine, limitaciones, consecuencias de la guerra, condición de la mujer, misterio, sobrevivir, prejuicios.
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Frases de El chico de las bobinas Pere Cervantes
01. (...) Unas nubes amorfas y amenazantes pretendían anunciar la llegada de septiembre con una semana de antelación.
02. Con los años había aprendido que nuestras principales limitaciones son aquellas que se agazapan en los miedos y no en las carencias físicas.
03. No conocía a nadie con dolor que estuviera contento.
04. Amelia había aprendido algo durante aquellos años era que el dolor por la pérdida de un ser querido se asemejaba a las mareas, subía y bajaba en función de si los días vividos eran de penumbra o eran soleados pero nunca desaparecía, seguía allí para siempre.
05. (...) Para que protestara a solas hasta quedarse sin garganta maldiciendo a todos aquellos que los exprimían y diseñaban las leyes para ensanchar sus bolsillos y se arrogaban esos privilegios recién estrenados que tenían visos de ser muy duraderos. Y es que las costumbres que no se cuestionan terminan por convertirse en leyes inflexibles e imperecederas.
06. (...) Porque el miedo, como el pan negro, era una herramienta que el Régimen había dosificado gradualmente, y si uno no guardaba cuidado, terminaba convirtiéndolo en su realidad cotidiana.
07. El cine, hijo, el cine es la más grande y bella mentira. Todos aceptamos que nos engañen con una historia bien contada. Que nos lleven a lugares inexistentes, que nos hagan soñar con besos irreales..., depositamos nuestra fe en las palabras de un vaquero, un detective o una mujer fatal que desaparece de nuestras vidas en cuanto regresa la luz en la sala. Es sin duda la mentira más aceptada, ¿No crees?
08. Había aprendido que la memoria, cuando las heridas del pasado siguen doliendo, solo crea infelicidad.
09. Al fin y al cabo, es lo que callamos y no lo que decimos donde habita la verdad.
10. La pregunta fue directa, de esas que lo obligan a uno a no andarse por las ramas si quiere mantener el cariño de su interlocutora.
11. Vivía en un mundo de hombres autoritarios, deprimidos y ausentes. Un mundo en el que solo las mujeres eran capaces de gestionar la miseria que ellos habían provocado. Ser soltera, viuda o una mujer abandonada en el nombre de una bandera perdedora te convertía en objeto de escarnios, abusos y chascarrillos.
12. Si hubo un tiempo en el que la escalera del edificio era la prolongación de la familia y el barrio un país acechado del que uno procuraba no alejarse, fueron esos años, donde el miedo y las ilusiones se compartían como los hijos y el hambre.
13. En aquellos tiempos una suerte de ligamen invisible unía a los vencidos. No importaba la causa que los hubiera llevado a tal estado: si pasaban hambre, si lloraban a diario una ausencia y sus miradas afligidas se cruzaban, no había nada más que decir. Todos ellos pertenecían al bando del desengaño, ese al que la vida había decidido alejar del sol para abandonarlo al amparo de un frío hiriente, desolador y, al parecer, eterno.
14. (...) Negó con la cabeza, vencida ante la desfachatez sentimental de todo hijo adolescente. Era ley de vida, el amor entre una madre y el de un hijo están condenados a vivir a destiempo.
