26. Te enseñaré el difícil arte de la ciencia escritural, que no es, como crees, el arte de la floración de los rasgos, sino de la desfloración de los signos.
27. Variedad resignada del afán de interpretación. No podría hacerla un crítico literario sino volviéndose todo él un ser imaginario y disolviéndose en la realidad de la ficción.
28. Tendría que haber en nuestro lenguaje palabras que tengan voz. Espacio libre. Su propia memoria. Palabras que subsistan solas, que lleven su lugar consigo. Un espacio donde esa palabra suceda igual que un hecho.
29. Ninguna historia puede ser contada. Ninguna historia que valga la pena ser contada. Más el verdadero lenguaje no nació todavía. Los animales se comunican entre ellos, sin palabras, mejor que nosotros, ufanos de haberlas inventado con la materia prima de lo quimérico.