22. ¿Quién habrá inventado la silla? Alguien con amor a sí mismo. Inventó, entonces, una mayor comodidad para su cuerpo. Después los siglos se sucedieron y nadie más prestó realmente atención a una silla, pues usarla es casi automático.
23. El objeto silla siempre me interesó. Miro ésta que es antigua, comprada en un anticuario, y estilo imperio; no se podría imaginar mayor simplicidad de líneas, contrastando con el asiento de fieltro rojo. Amo a los objetos en la medida en que ellos no me aman.
24. Lo que siente nunca dura, lo que siente siempre acaba, y puede no volver nunca. Se encarniza entonces sobre el momento, se traga el fuego, y el fuego dulce arde, arde, flamea. Entonces, ella, que sabe que todo va a acabar, coge la mano libre del hombre, y la enlaza con la suya, ella dulce arde, arde, flamea.