Frases de Prusianidad y Socialismo - 2

27. Un régimen de deberes sociales garantiza al hombre de mente amplia un dominio del mundo interno, que es irreconciliable con un régimen de derechos sociales, o sea con el ideal individualista.


28. Ha fenecido la época de los partidos políticos. Nosotros, los individuos de Occidente nos hemos vuelto escépticos. Los sistemas ideológicos no lograrán confundirnos. Los programas son atributos del siglo pasado.


29. Solo la revolución francesa es una lucha de clases, por las categorías, pero no por las clases económicas. Los pocos privilegiados son incorporados a la masa igualitaria de la burguesía.


30. Un gran hombre es aquel que comprende el latido de su época y en el que el espíritu de la época se ha personificado. Su advenimiento no tiene por objeto diluirlo, sino cumplirlo.


31. Los marxistas son solamente fuertes en la negación y fallan en lo positivo. Al fin se llega a comprender que su maestro no ha pasado de ser un crítico y nunca un creador.


32. Creador y afirmativo resultó el barroco, en el que también el catolicismo alcanzó a la cúspide de vitalidad y de existencia, cuando el español creó la contra-reforma y el jesuitismo militante.


33. El liberalismo significa: el Estado por y para sí y cada uno para sí. Es una fórmula según la que no se puede vivir, siempre que de modo liberal se opte por otra forma.


34. El inglés trata de convencer al enemigo interno de la debilidad de su situación. Si no logra convencerlo, empuña revólver y espada con toda flema, y lo doblega, sin recurrir a una acción revolucionaria melodramática.


35. A fin de vencer la innata inercia humana, la ética prusiana ordena: en la vida no se trata de felicidad, simple con tu deber, con el trabajo. La ética capitalista inglesa ordena: enriquécete y no estarás obligado a trabajar.


36. Hay cierta diferencia entre un pueblo cuya alma se ha forjado con la convicción de su situación insular, con otro que resguardaba una región que careciendo de límites naturales quedaba expuesto por todos los lados a las incursiones de los vecinos.


37. La historia de todas las culturas es una guerra sin fin entre los pueblos, entre las clases, entre los individuos, y siempre por la misma y única difícil cuestión. Tan pronto sale a la luz alguna creación se manifiesta el espíritu antagónico.


38. Darwin sostenía, apoyándose en Malthus, que su sistema era aplicable a todos los organismos, cuando en realidad apenas puede ser aplicado a las especies de animales superiores, semejantes al hombre y que resulta errado cuando se considera su aplicación a la creación selectiva.


39. Si Marx hubiese comprendido la razón del trabajo prusiano, de la labor por ella misma como servicio que se presta a la colectividad, y no para sí, sino como una obligación que ennoblece, sin consideración al trabajo que se ejecuta, posiblemente no habría redactado su manifiesto.


40. La historia mundial es la historia de las naciones y la historia de las naciones es la historia de sus guerras. Las ideas, cuando exigen una decisión efectiva, se disfrazan de entidades políticas, de naciones, de pueblos y de partidos. Hay que dilucidarlas por medio de las armas, no de las palabras.


41. Una discusión filosófica respecto de monarquía o república es una riña por palabras. La forma de gobierno monárquico de por sí no existe, como tampoco existe la forma de una nube de por sí. Resulta que no se puede comparar a una república antigua con una de la Europa occidental.


42. El espíritu español pretende conquistar el planeta y establecer un imperio en que no se ponía el sol. Colón entró a su servicio, y compárese a los conquistadores españoles con los condottieri italianos, pues aquellos transformaron toda la superficie de la tierra en objeto de la política de todas las naciones del occidente europeo. La misma Italia pasaba a ser provincia española.


43. El siglo XIX era el de las ciencias naturales, el siglo XX le pertenece a la psicología. Ya no creemos en el predominio de la razón con respecto a la vida. Comprendemos que la vida prima con respecto a la razón. El conocimiento del hombre nos es más importante que las ideologías abstractas y generales; de optimistas nos hemos transformado en escépticos, no debemos considerar lo que podría haber sucedido, sino lo que ha de venir. En vez de transformarnos en esclavos de ideales debemos de preferentemente tratar de dominar los acontecimientos.

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