24 frases de Piloto de guerra (Pilote de guerre) de Antoine De Saint-Exupéry... Libro de memorias del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, donde narra sus vivencias en la "Armée de l'Air" (Fuerza Aérea Francesa) como piloto de un avión de reconocimiento durante la batalla de Francia en 1940.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Antoine De Saint-Exupéry son: tolerancia, combate aéreo, solidaridad, ficción sobre pilotos de avión, aviación, segunda guerra mundial, autobiografía, nazismo.
Frases de Antoine De Saint-Exupéry Libros de Antoine De Saint-Exupéry
Frases de Piloto de guerra Antoine De Saint-Exupéry
01. La pura lógica es la ruina del espíritu.
02. Combatiré por la primacía del hombre sobre el individuo.
03. El hombre no es más que un nudo de relaciones.
04. Cualquiera que consiga llegar a la contemplación se cambia en simiente.
05. Combatiré por el Hombre. Contra sus enemigos. Pero también contra mí mismo.
06. En mi civilización, el que difiere de mí, lejos de perjudicarme, me enriquece.
07. El sacrificio pierda toda grandiosidad si no es más que una parodia o un suicidio.
08. Igualdad no es Identidad. La Libertad no es la exaltación del individuo contra el Hombre.
09. Lucharé con cualquiera que pretenda sojuzgar en un individuo -como en una masa- la libertad del Hombre.
10. Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
11. El interés de momento manda vivir. ¿Cuál podría ser el impulso de amor que recompensara mi muerte?
12. Tampoco diremos nada mañana. Mañana, para los testigos, seremos unos vencidos. Los vencidos deben callarse. Como las simientes
13. ¡Pero todos esos vestigios de una era mecánica! Este conjunto de pistones, válvulas, magnetos y engranajes, ¡hasta cuándo funcionarán!
14. Admiro las inteligencias límpidas. Pero ¿Qué es un hombre si le falta substancia? ¿Si no es más que una mirada y no un ser?
15. Una pila de piedras deja de ser una pila de piedras en el momento en que un solo hombre la contempla, concibiendo por dentro la imagen de una catedral.
16. (...) Reconocía esa extraña sensación que acompaña a veces la inminencia de la muerte, un bienestar inesperado... ¡Qué bien desmentida queda por la realidad esa imaginería de la jadeante precipitación!
17. Lucharé, pues, con cualquiera que pretenda imponer una costumbre particular a las otras costumbres, un pueblo particular a los otros pueblos, una raza particular a las otras razas, una idea particular a las otras ideas.
18. Es fácil establecer el orden de una sociedad sobre la sumisión de cada uno a reglas fijas. (...) Pero el éxito es mucho mayor cuando consiste, para liberar al hombre, en hacerle reinar sobre sí mismo.
19. Si usted se traba a puñetazos y la estrategia de la lucha le preocupa, no sufre por los puñetazos. Cuando creí ahogarme en un accidente de hidroavión, el agua, que estaba helada, me pareció tibia.
20. Se muere por una casa. No por unos objetos y unas paredes. Se muere por una catedral. No por unas piedras. Se muere por un pueblo. No por una muchedumbre. Se muere por amor del Hombre si es clave de bóveda de una Comunidad. Se muere solamente por aquello por lo que se puede vivir.
21. Cada uno es responsable de todos. Cada uno es único responsable. Cada uno es él solo responsable de todos. Comprendo por primera uno de los misterios de la religión de que ha salido la civilización que reivindico como mía: "cargar con los pecados de los hombres... ". Y cada uno carga con todos los pecados de todos los hombres.
22. Una catedral es una cosa completamente distinta de un conjunto de piedras. Es geometría y arquitectura. No son las piedras las que la definen, es ella la que enriquece las piedras con su propia significación. Estas piedras se ennoblecen al ser piedras de una catedral. Las piedras más diversas sirven a su unidad. La catedral absorbe en su cántico hasta las gárgolas más absurdas.
23. En otras ocasiones viví algunas aventuras: la creación de las líneas postales, la disidencia sahariana, América del Sur... Pero la guerra no es una verdadera aventura, no es más que un ersatz de aventura. La aventura consiste en la riqueza de los lazos que establece, de los problemas que plantea, de las creaciones que provoca. No basta para transformar en aventura el simple juego de cara o cruz, empeñar en él la vida o la muerte. La guerra no es una aventura. La guerra es una enfermedad. Como el tifus.
24. La derrota divide. La derrota deshace lo que estaba ya hecho. Hay ahí una amenaza de muerte: yo no contribuiré a estas divisiones, desechando la responsabilidad del desastre sobre aquellos de los míos que piensan de otro modo que yo. No se puede sacar nada de este proceso sin juicio. Todos hemos sido vencidos. Yo, he sido vencido... Si consiento en ser humillado por mi casa, puedo actuar sobre mi casa. Es mía como yo soy de ella. Pero, si me niego a recibir la humillación, la casa se desmoronará como quiera, y yo iré solo, glorioso, pero más vano que un muerto.