Frases de Open: memorias

Open: memorias

35 frases de Open: memorias (Open) de Andre Agassi... Memorias de un tenista que debió enfrentarse a las presiones de su familia y de la fama. Una vida definida por la contradicción entre un destino impuesto y el anhelo de libertad.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Andre Agassi son: tenis, autobiografía, campeonato de wimbledon, destino impuesto, presión familiar, perfeccionismo, aceptarnos como somos, búsqueda de la felicidad, frivolidad, prensa amarillista.

Frases de Andre Agassi Libros de Andre Agassi

Frases de Open: memorias Andre Agassi

01. Debes tener presente una vez más que no importa lanzar el mejor disparo del mundo. ¿Te acuerdas? Si no es el momento adecuado, no es el tiro adecuado.


02. Cierro los ojos y me digo: controla lo que esté en tu mano controlar. Lo repito, esta vez en voz alta. Decirlo en voz alta me da valor.


03. (...) Sé que hay pocos niños en el mundo capaces de ver venir esa bola, y mucho menos de devolverla. Pero no me siento orgulloso de mis reflejos, ni me los reconocen. Hago lo que se supone que debo hacer. De mí se espera que devuelva todos los tiros. Si lo hago, es lo normal. Si fallo, se desencadena una crisis.


04. Tanto en las cartas como en el tenis, con veintiuno ganas. ¡Blackjack! Concéntrate en ese número y no te equivocarás. Simplifica, simplifica. Cada vez que ganes un set, dite a ti mismo: uno menos. Éste ya lo tengo en el saco. Al principio de un torneo, cuenta hacia atrás a partir de veintiuno. Eso es pensamiento positivo, ¿Entiendes?


05. Todo tenista, tarde o temprano, se compara con un boxeador, porque el tenis es un pugilismo sin contacto. Es violento, es mano a mano, y el resultado es tan simple como el de cualquier cuadrilátero: o matas o te matan. O das una paliza o te la dan a ti. La diferencia es que, en el tenis, los golpes se marcan por debajo de la piel.


06. Detesto el tenis, lo odio con toda mi alma, y sin embargo sigo jugando, sigo dándole a la pelota toda la mañana, y toda la tarde, porque no tengo alternativa. Por más ganas que tenga de parar no lo hago. Sigo suplicándome a mí mismo parar, y en cambio sigo. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, me parece la esencia de mi vida.


07. Nuestras mejores intenciones se ven a menudo obstaculizadas por fuerzas externas, fuerzas que nosotros mismos pusimos en marcha hace mucho tiempo. Las decisiones -sobre todo las equivocadas- crean su propio impulso, y a veces cuesta mucho frenar ese impulso, como sabrá todo atleta. Incluso cuando prometemos cambiar, incluso cuando lamentamos y nos arrepentimos de nuestros errores, el impulso de nuestro pasado sigue arrastrándonos hacia abajo, por el camino del error. El impulso gobierna el mundo.


08. Ahora el público se pone de pie. Yo solicito tiempo para hablar conmigo mismo, en voz alta: gana este punto, Andre, o no lo contarás. No esperes que haga otra doble falta, no esperes que falle. Controla lo que puedes controlar tú. Devuélvele este saque con todas tus fuerzas, y si se lo devuelves duro y fallas, podrás vivir con ello. Podrás sobrevivir. Devuélvesela, y no habrá reproches.


09. La banca siempre gana, ¿No? ¿Por qué? Porque las apuestas juegan a favor de la banca. ¿Entonces? ¡Sé tú la banca! Consigue que las apuestas jueguen a tu favor. Ahora, al intentar conseguir el tiro perfecto en cada jugada, dispones las probabilidades en tu contra. Asumes un riesgo excesivo. Y no te hace falta asumir tanto riesgo. A la mierda el riesgo. Tú deja, simplemente, que la pelota siga en movimiento.


10. Cuando persigues la perfección, cuando conviertes la perfección en el fin último, ¿Sabes qué estás haciendo? Estás persiguiendo algo que no existe. Y haces desgraciados a todos los que te rodean. ¿La perfección? Habrá unas cinco veces al año en que te despiertas perfecto, en que no puedes perder contra nadie. Pero no son esas cinco veces al año las que te hacen jugador de tenis. Ni ser humano, ya puestos. Son las otras veces.


11. (...) Deja de intentar noquear a tu rival -prosigue-. Deja de ponerte el listón tan alto. Lo único que tienes que hacer es mostrar solidez. En individuales, en dobles, ve un paso más allá. Deja de pensar en ti y en tu propio juego, y ten en cuenta que ese tío que hay al otro lado de la valla tiene sus puntos débiles. Ataca esas debilidades. No tienes por qué ser el mejor jugador del mundo cada vez que sales a la pista. Te basta con ser mejor que ese tío en concreto.


12. Todo me parece, a la vez, surrealista y absolutamente normal. Me asombra descubrir lo deprisa que lo irreal se convierte en norma. Y me maravilla lo poco emocionante que es ser famoso, lo prosaica que es la gente famosa. Se trata de personas confundidas, inseguras, y que con frecuencia no soportan lo que hacen. Siempre se comenta –lo mismo que ese viejo dicho según el cual el dinero no da la felicidad– pero nunca lo creemos hasta que lo vemos con nuestros propios ojos. Yo lo descubro en 1992, y hacerlo me ayuda a confiar más en mí mismo.


13. Siempre he sido tímido, pero la avalancha reciente de críticas en los medios de comunicación me ha llevado al borde de la paranoia.


14. A muy pocos de nosotros se nos concede la gracia de conocernos a nosotros mismos y, hasta que lo hacemos, tal vez lo mejor que podamos hacer sea ser coherentes.


15. Ésta es la única perfección que existe, la perfección de ayudar a los demás. De lo que hacemos, esto es lo único con un valor o con un sentido duradero. Ésta es la razón por la que estamos aquí. Para hacernos sentir seguros los unos a los otros.


16. Si quiero formar una familia, si quiero ser feliz, debo romper ese ciclo, lo que implica ir más allá de esa marca de los dos años, obligarme a mí mismo a comprometerme.


17. Al día siguiente, los periódicos me machacan. En lugar de defenderme, reacciono con altanería. Respondo que siempre me había apetecido hacer algo así. La verdad es, simplemente, que tenía mucho frío y no pensaba. Mi reacción fue producto de la estupidez, no de la arrogancia.


18. No puedo prometerte que no te cansarás, dice él. Pero tienes que saber una cosa: hay muchas cosas buenas esperándote al otro lado del cansancio. Cánsate, Andre. Porque ahí es donde llegarás a conocerte a ti mismo. Al otro lado del cansancio.


19. A los jugadores les digo: a lo largo de vuestra vida oiréis muchos aplausos, chicos, pero ninguno significará más para vosotros que ese aplauso, el de vuestros colegas. Espero que todos y cada uno de vosotros oigáis ese aplauso al final.


20. (...) No puedo creerme que todavía conserve la fe. Le he dado muchos motivos para dudar. Tengo veintisiete años, la edad en la que muchos tenistas inician su descenso y le estoy hablando de una segunda oportunidad; Gil ni se inmuta, no arquea una ceja siquiera. Al suelo, dice. Hay pelea.


21. Todo tiene que ver con tu mente, tío. Con tu talento, si mantienes tu juego a un cincuenta por ciento pero la mente a un noventa por ciento, acabarás ganando. Pero si mantienes tu juego al noventa por ciento y tu mente al cincuenta por ciento, acabarás perdiendo, perdiendo y perdiendo.


22. Y, lo que es más, me digo a mí mismo, después de ganar a Becker, voy a seguir ganando. Simplemente, ya no pienso perder más. Al menos no hasta que me salgan canas. Estoy harto de perder, harto de sentirme decepcionado, cansado de que haya gente que respete tan poco mi juego como lo respeto yo.


23. Tengo la sensación de que el brazo se me va a soltar del cuerpo y se me va a caer al suelo en cualquier momento. Querría preguntarle: ¿Cuánto tiempo más nos queda, papá? Pero no pregunto. Hago lo que me dice. Devuelvo la pelota con toda la fuerza de que soy capaz, y después un poco más fuerte todavía. Con una devolución en concreto, me sorprendo a mí mismo de lo fuerte que he golpeado, de lo limpio que me ha salido el tiro. Aunque odio el tenis, me gusta la sensación de devolver una pelota perfecta. Es la única paz que encuentro. Cuando algo me sale perfecto, disfruto de una fracción de segundo de cordura y sosiego.


24. Finalmente, nos desplazamos hasta un club de campo de la ciudad para grabar una última toma. El director me viste con un traje blanco y me pide que llegue hasta la puerta principal montado en un Lamborghini. Bájate del coche, me dice, vuélvete hacia la cámara, bájate las gafas de sol y di: "La imagen lo es todo". ¿La imagen lo es todo? Sí. La imagen lo es todo. (...) A las pocas semanas, empiezo a oír ese eslogan dos veces al día. Y después, seis veces al día. Y después, diez (...) De la noche a la mañana esa frasecilla empieza a representarme. Los periodistas de la prensa especializada identifican el eslogan con mi naturaleza interior, con mi esencia (...) Mis fans durante los partidos, empiezan a gritarme la frase: "¡Vamos, Andre: la imagen lo es todo!". Me lo gritan si demuestro la más mínima emoción. Me lo gritan si no la demuestro. Me la gritan cuando gano. Me la gritan cuando pierdo.


25. Me siento relativamente desconocido para mí mismo.


26. Al fin y al cabo, lo que cuenta no es lo que sientes; es lo que haces lo que te da el valor.


27. Creo que los mayores cometen constantemente ese error con los jóvenes: los tratan como productos acabados cuando, de hecho, están en proceso.


28. No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero; y lo que detesto, eso es justamente lo que hago.


29. En lugar de ser tú el que triunfe, consigue que sea él el que fracase. Mejor aún, deja que fracase.


30. Aunque no sea tu vida ideal, siempre puedes escogerla. Sea como sea tu vida, escoger lo cambia todo.


31. Estamos aquí para luchar entre el dolor y aliviar el dolor de los demás.


32. Hay muchas maneras de ponerse fuerte, y a veces hablar es la mejor de ellas.

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