
15 frases de Menos que cero (Less than zero) de Bret Easton Ellis... Historia de la vertiginosa espiral por la que se desliza un grupo de adolescentes, hijos de magnates de Hollywood, que experimentan con el sexo, las drogas y la desolación.
Frases de Menos que cero Bret Easton Ellis
01. La gente tiene miedo a mezclarse.
02. A la gente le da miedo mezclarse con la circulación de las autopistas de Los Angeles.
03. ¿Cuáles son las dos mentiras más grandes?..."Te pagaré y no te la meteré en la boca".
04. La pista de baile está llena de gente, en su mayor parte jóvenes, en su mayor parte aburridos, intentando parecer pasados.
05. - ¿Qué es lo que te importa? ¿Qué es lo que te hace feliz? -Nada. No hay nada que me haga feliz. No hay nada que me guste.
06. -Eso... no me parece que esté bien. - ¿Y qué está bien? Si uno quiere algo, tiene derecho a cogerlo. Si quieres hacer algo, tienes derecho a hacerlo.
07. No quiero que me importe nada. Si me importan las cosas es peor. Se convierten en una cosa más de las que me molestan. Es menos doloroso si no te importa nada.
08. Y cuando baja el ascensor, y pasa el segundo piso, y luego el primero, me doy cuenta de que el dinero ya no importa. Que lo único que pasa es que quiero ver lo peor.
09. Dos chistes escritos en la pared de Pages: ¿Cómo dejar preñada a una monja? Jodiendo con ella. ¿Qué diferencia hay entre una niña bien y un plato de espaguetis? Los espaguetis se mueven cuando los comes.
10. -Pero tú no necesitas nada. Lo tienes todo -le digo. Rip me mira. -No es cierto. - ¿Qué? -No lo tengo todo. Hay una pausa y luego pregunto: -Mierda, Rip, ¿Y qué es lo que no tienes? -No tengo nada que perder.
11. Un verano intenté llevar una agenda al día, pero la cosa no funcionó. Me hice un lío en seguida y anoté cosas sólo por escribir algo y terminé por comprender que no tenía tantas cosas que hacer como para llevar una agenda.
12. - ¿A dónde vamos? -No lo sé -me dijo-. Simplemente damos un paseo en coche. -Pero esta carretera no lleva a ninguna parte -le dije. - ¿Y qué importa? - ¿Y qué es lo que importa, tío? -le pregunté al cabo de un rato. -Sólo que estamos en ella, tío -dijo.
13. Se ríe y mira por la ventana y durante un minuto creo que va a echarse a llorar. Yo estoy de pie junto a la puerta y miro el póster de Elvis Costello, a sus ojos, que la miran a ella, que nos miran, y trato de apartarla de aquella mirada, así que le digo que venga y se siente, y ella cree que quiero abrazarla o algo así y se acerca a mí y me pone los brazos alrededor de la espalda y dice algo como: -Creía que ya no teníamos ningún tipo de sentimientos.
14. Las imágenes, descubriría más tarde, eran estrictamente personales y nadie las compartía. Las imágenes, para mí, estaban llenas de gente que se volvía loca por tener que vivir en la ciudad. Imágenes de padres que estaban tan hambrientos e insatisfechos que se comían a sus propios hijos. Imágenes de chicos de mi edad que levantan la vista del asfalto y quedan cegados por el sol. Estas imágenes permanecieron conmigo incluso después de que me hubiera ido de la ciudad. Unas imágenes tan violentas y malignas que parecieron constituir mi único punto de referencia durante mucho tiempo después.
15. Pongo la radio muy alta. Las calles están totalmente vacías y voy muy deprisa. Llego a un semáforo en rojo, me tienta saltármelo, pero me detengo cuando veo un cartel que no recuerdo haber visto, y lo miro. Lo único que dice es: "Desaparezca aquí", y aunque probablemente sea un anuncio de algún hotel, me desconcierta un poco y piso el acelerador a fondo y los neumáticos chirrían cuando me alejo del semáforo. Llevo puestas las gafas de sol aunque afuera todavía no es de día y no aparto la vista del espejo retrovisor poseído por la extraña sensación de que alguien me está siguiendo.