
13 frases de Max y los fagocitos blancos de Henry Miller... Un relato conmovedor sobre alguien que representa la síntesis de la desgracia humana, entendida esta como la búsqueda de sentido en la tragedia por temor a enfrentarse con la vida.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Henry Miller son: búsqueda de sentido, tragedia, la fragilidad de la vida, desgracia.
Frases de Henry Miller Libros de Henry Miller
Frases de Max y los fagocitos blancos Henry Miller
01. Todo lo que decía era verdad, horriblemente verdad.
02. Es más fácil tomar el hombre como un símbolo que como un hecho.
03. -Mira, Max, podría escribir un libro sobre ti, pero no quiero hacerlo. Quiero escribir sobre mí mismo. ¿Comprendes?
04. Todos quieren arreglar el mundo; nadie quiere ayudar a su prójimo. Quieren convertirte en un hombre, sin tomar en consideración tu cuerpo. Todo está al revés.
05. Si no reconoces a Max como a tu verdadero hermano, no ganarás nada ni en el espíritu ni en el cuerpo. Tus libros de aquel anaquel...Apestan. ¡Apestan tus libros!
06. Todo lo que le ocurría era negativo. No podía ser de otro modo. Vivía a la expectativa de que las cosas fueran a peor y, por supuesto, siempre ocurría así.
07. ¿También la crise? Por todas partes la crise. No hay escape. No te dan para trabajar y no te dan para comer. ¿Qué puede hacerse con cabrones así? A veces, Miller, tengo tanto miedo...
08. ¡Qué me importa tu enfermizo Nietzsche, tu pálido y amoroso Cristo, tu maldito Dostoievsky! Libros, libros, libros. ¡Qué malos! No te sirven para nada. Mejor hubiera sido no haber leído nunca una línea, que estar ahora como estás, desamparado, encogiéndote de hombros.
09. ¡Vete, vete a tus libros y entiérrate! Vuelve a tu Edad Media, a tu cábala, a tus sutilísimas y bizantinas geometrías. No necesitamos nada de ti. Necesitamos un aliento de vida. Necesitamos esperanza, coraje, ilusión. Necesitamos un poco de simpatía humana.
10. Dices que has muerto, y que desde entonces has estado celebrando tu funeral. Pero no estás muerto, y sabes que no lo estás. ¿Qué cojones importa la muerte espiritual, cuando Max está aquí frente a tí? Muere, muere, muere mil muertes -pero no rehuses reconocer al hombre vivo. No lo conviertas en un problema.
11. La gente no quiere oír estas verdades. No pueden oírlas, porque todos se están hablando para sí de la misma manera. La única diferencia es que Max decía las verdades en voz alta, y diciéndolas en voz alta las hace parecer objetivas, como si él, Max, fuera el único instrumento para revelar la verdad desnuda.
12. ¡Mírale a Max! ¡Es casi tu doble! Has dado tres veces la vuelta al globo, y ahora te has encontrado cara a cara contigo mismo. ¿Cómo puedes huir de él? Ayer estuviste allí de pie, como él, temblando, humillado, como un perro apaleado. Y ahora estás ahí con un batín, y tus bolsillos están llenos hasta rebosar. ¡Pero tú eres el mismo hombre! No has cambiado ni pizca, salvo que te has llenado los bolsillos.
13. Siempre lo veía acercarse a mí con la misma expresión, una máscara que me parecía que se ponía expresamente para mí. La máscara de pena, de calamidad, de miseria, iluminada por una velita que llevaba dentro de sí, una especie de luz sagrada y untuosa que había robado de la sinagoga. Siempre sabía cuáles serían sus primeras palabras, y me reía cuando las pronunciaba, una risa que él siempre interpretaba como un signo de amistad.