Frases de Los recuerdos

Los recuerdos

28 frases de Los recuerdos (Les souvenirs) de David Foenkinos... La muerte de su abuelo y la búsqueda de su abuela sacan a Antoine de su vida anodina y lo hacen vivir nuevas experiencias.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de David Foenkinos son: recuerdos, abuelos, zona de confort, aprovechar cada momento, búsqueda de sentido, vejez, enamorarse.

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Frases de Los recuerdos David Foenkinos

01. Muchas veces en mi vida me he quedado como desfasado con respecto a las palabras que me hubiera gustado decir.


02. Al envejecer, nuestras locuras se acentúan, y nuestra personalidad queda resumida a unos pocos detalles.


03. Se puede asentar una vida sobre ese sentimiento... El sentimiento de existir de manera muy viva en la mirada del otro.


04. Me encanta la capacidad que tienen los niños de protegerse de la desgracia a través de la fantasía.


05. Cuán frágiles son los instantes de felicidad.


06. Me daba cuenta de que compartíamos una felicidad tierna y estable, pero que ella no me quería tal cual era. Algunos días sentía que la decepcionaba. Otros, estaba feliz por haberme convertido en un adulto responsable. (...) Requiere heroísmo esta agotadora locura de lo concreto.


07. Nunca se llega a conocer del todo la vida de un hombre.


08. Después de tantos años sintiendo como que flotaba en mis días, como que era un turista de mi existencia...


09. Me había sentido solo durante años: pero ahora descubría que había que ser dos para sentir de verdad lo que es la soledad.


10. Sentía como si me reconciliara con todo lo que me había faltado. Mi pasado ya no me parecía amargo.


11. Toda su vida, mi abuela había vivido con el sabor terrible de lo inacabado.


12. Nos quedamos callados, uno del lado del otro, como los personajes de un cuadro americano de los años cincuenta. Yo no trataba de colmar ese vacío, cuando, tantas veces antes, me había sentido culpable por el más mínimo silencio de una conversación.


13. Sabemos de la muerte, la conocemos, y, sin embargo, cuando llega nos deja siempre estupefactos.


14. Pasó aún una noche más, sin luchar de verdad por mantenerse con vida, simplemente deslizándose hacia la nada.


15. Me gustan mucho las revelaciones diferidas. Se necesitan varias horas para comprender la verdad de una sensación.


16. Algunas tragedias te secan por dentro. Ésa fue tan violenta que no lloraron.


17. Entendía que mi malestar provenía en parte de mi desarraigo. (...) Mis padres habían sido sombras en mi vida, afectuosas, desde luego, pero sombras al fin y al cabo.


18. Hay momentos en que lo que vemos todos los días se nos aparece de pronto bajo una luz diferente.


19. El pasado no puede alimentar más de diez minutos de conversación. Seguramente se habría dado cuenta enseguida, y quizá hubiera anticipado el paso de la tristeza mediante la depresión, evitando vivir todo el repertorio de esa forma de decadencia.


20. La infancia es a menudo el terreno de los placeres primarios, es para muchos el paraíso de las alegrías sencillas y fáciles de satisfacer. (...) Creo que uno nunca podría hacerse adulto si viviera obsesionado por la conciencia de esa felicidad. Viviría constantemente sumido en una nostalgia beatífica del todo paralizadora.


21. Él podía haberse sentido aliviado de que la casera aceptara el intercambio, pero no, al contrario: fue terriblemente doloroso para él. Vio compasión en su mirada. Poco después dejó de pintar, por esa mirada.


22. Él se inclinó para besarla, casi se puede decir que se dobló en dos para hacerlo, y yo memoricé ese beso tan torpe y tan bello a la vez.


23. Hay algo tan curioso en los gatos... Es un animal que ha alcanzado ese bienestar supremo que produce el no hacer nada. Los hombres no lo consiguen.


24. Mi padre no dejó de hablar en todo el trayecto. Como si quisiera a toda costa ahogar con palabras toda posibilidad de pensamiento autónomo. No había que dejarle resquicio alguno a la lucidez.


25. Nos incomodaba mostrar nuestro dolor, pero, al mismo tiempo, atrapados como estamos en la permanente puesta en escena de nuestras vidas, queremos que se vea. Se llora para mostrar a los demás que se llora.


26. Discutían, se miraban enfadados y, sin embargo, jamás pasaron un solo día lejos el uno del otro. Jamás conocieron el manual de instrucciones de la vida autónoma. Sus peleas tenían el don de realzar el sentimiento de estar vivos.


27. Poco importa lo que pueda contar de mi dolor, la verdad es ésta: la rutina me había resecado por dentro. ¿Se acostumbra uno al sufrimiento?


28. Mis abuelos decidieron entonces mudarse a un piso más pequeño, pues "no tiene sentido desperdiciar habitaciones vacías". Yo sobre todo creo que quería librarse de la visión cotidiana del pasado, de las habitaciones llenas de su memoria afectiva.

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