Frases del libro "Los amorosos" de Jaime Sabines

Los amorosos

Disfruta de estas 31 frases de "Los amorosos"... ¿Es posible el amor a distancia? ¿Qué sucede si es tu verdadero amor? Correspondencia literaria, histórica y amorosa del autor a Chepita, con quien compartió su vida hasta el final.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "Los amorosos", de Jaime Sabines son: correspondencia, fidelidad, amor a la distancia, amor inquebrantable, devoción, relaciones personales, esencia de la vida, deseo.

Frases de "Los amorosos"

01. A veces te aborrezco tanto, casi tanto como te quiero.


02. Perdóname si creo ofenderte, a veces, cuando piso una flor.


03. Acaso es triste el irse... Pero sin el irse no hay el volver.


04. (...) Estoy enfermo de ti que me eres necesaria como un vicio tremendo imprescindible, exacta, insoportable.


05. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable.


06. Estoy terriblemente solo. Te necesito. No puedo defenderme más contra tu ausencia y mi soledad.


07. Sí los amores de lejos son de... El estarse peleando por carta es el summum de la estupidez.


08. ¡Está lloviendo a cántaros! Y sobre mi corazón, a cántaros, tú. Ven. Te espero. Ven...


09. Te quiero, sí, te quiero: pero a medida de que te quiero se me van haciendo innecesarias las palabras.


10. Tienes que oír mi amor con su voz, tocarlo en su carne, aceptarlo como es, desnudo y libre.


11. Entonces, aquí, en esta hora, olvidamos el nombre, la palabra airada, y borramos el dibujo de nuestro corazón, y nos recomenzamos.


12. Ojalá te encuentre por aquí, en alguna calle del sueño. Es una gran alegría ésta de aprisionarte con mis párpados al dormir.


13. Tú eres mi único rival, dijiste. Y quedé sorprendido. Y sonreí nerviosamente, como el culpable descubierto o como el que se halla a sí mismo.


14. Muchas veces eres mi orgullo, como una excusa a la debilidad de mantenerte en la fe, y como un triunfo sobre la inconsolable vocación de alejarte.


15. En ese momento sentí que te quería más allá de la pasión que es necesidad, más allá del hábito que es ejercicio.


16. Porque eres distinta a todas las mujeres, en tu cuerpo, en tu andar, en lo que eres para mis ojos, en lo que sugieres a mi corazón.


17. Al mediodía, y aquí en la oficina, no puede uno ponerse a tono con el recuerdo. El amor, el escribir el amor, necesita soledad y silencio y reposo...


18. Vendríamos de la mano, a media calle, solos, y no diríamos nada. Que lo diga la noche. Que digan que te quiero las estrellas, los rumores lejanos, la distancia.


19. No hay lugar para el místico que soy dentro del ateo que represento. Y no es problema de Dios -hace tiempo abandoné a Dios-; es conflicto de identidad, de realidad.


20. Y todo lo que decimos no es sino una minúscula parte, inexpresiva, de lo que no decimos. Y todo lo que queremos, es inalcanzable. Y todo lo que anhelamos es imposible.


21. Yo francamente no tengo mucho que contarte, las moscas me espantan; las moscas del tedio me amenazan. Fumo un cigarro tras otro. Quiero ir a muchas partes, a saludar a muchas personas; pero no puedo.


22. Ahora te deseo y te quiero, pero no me aflige ni la distancia, ni el amor. Pasarán estos meses y estarás de nuevo a mi lado; pasarán todas las ausencias que nos esperen en la vida.


23. Pero si nos cansamos ahora de escribir "te quiero", ¿Para qué? ¿Para qué reír, si hasta la risa se congela en los labios de la distancia? ¿Para qué llorar, si hasta las lágrimas se evaporan sobre el olvido?


24. Déjame que investigue las últimas células de tu cuerpo, los últimos rincones de tu alma; déjame que vuele tus secretos, que aclare tus misterios, que realice tus milagros; consérvate, presérvate, angústiate; sufre el amor; espérame...


25. Yo nunca te he jurado fidelidad sexual; no podría ser; es absurdo; tu misma no la deseas. El que yo ande con otra no quiere decir que deje de andar contigo. Tú estás más allá de todo esto, linda.


26. Hay algo más allá de nuestros actos, atrás de nuestros gestos, en el fondo de nuestras palabras. Se llama silencio, olvido, cosas no dichas, intocables. Allí te tengo. Allí eres mía de siempre; Irrevocable como un destino, dada como una voz y un juramento.


27. Es a las 12 de la noche, cuando no puedo huirte ni huirme, cuando para todo el engañoso afán del día, que, ya a solas los dos, me entrego a ti totalmente, en deseo y sufrimiento y sueño y renovada sed y angustia. ¡Todo lo que pasa por mí! ¡Todos los que se desbaratan y mueren y vuelven a levantarse en mí mismo! ¡Todo lo que soy de afán y de debilidad y de deseo!


28. En tu corazón está todo: descúbrelo, sorpréndete, ámalo. Ve de milagro en milagro, de sorpresa en sorpresa, a lo largo de ti misma. Estás triste, es cierto, pero tú no eres tristeza, tú eres alegría y serenidad y paz. No mires sólo un aspecto de ti misma, un accidente de tu propia substancia; tú eres todas las cosas juntas, y el mar y las estrellas y las rosas se anuncian en ti. No mires tu miseria, no te complazcas en ella; hazla a un lado, apártala, y cultiva lo que todos tenemos de divinidad adentro.


29. Acabo de regresar de cenar; es decir... Quién sabe. Anduve caminando por calles obscuras, con las manos en las bolsas, recogido en mí mismo, mirando la noche, deseándote. Estoy cansado, flojo, tierno. Encontré tu carta -3 en una- sobre mi cama, y las leí; y aunque sonreí a veces, he quedado afligido. Me da miedo que sigas mal aún, me duele, me da miedo. Mi corazón se agita, tiembla, calla. ¡Te quiero tanto, tanto, tanto! ¡Eres tú tanto lo verdadero, lo único real, lo hondo, la sencilla y fácil ley de amor! ¡Si supieras cómo fuera de ti todo es mentira, engaño y espejismo!


30. El dolor se encierra en sí mismo y trata de multiplicarse a toda costa, trata de invadir todo lo que tenemos y somos: no lo dejes hacer eso, cúbrelo, apártalo, y saca al aire tu alegría y hazla crecer en ti, que ella es tu verdad, tu perennidad, tu vida. Después de todo, no te digo que no te aburras, que no padezcas; te digo sólo que pongas cada cosa en su lugar, que no hagas del fastidio toda tu vida, que no hagas de tu soledad llanto y ruina. Alégrate, complácete en tu cuerpo, dale vigor y fuerza y armonía; complácete en tu alma, dale serenidad.


31. ¿Qué es tanta bulla y gritos y desesperación? ¿Te están matando o te estás matando? ¿Para qué hacerte la vida una colección de disgustos? Estás enferma: tienes que curarte, tienes que seguir las indicaciones del médico. Hazlo y a callar. Suda, y que te duelan las nalgas, y que te den sopa caliente, y cállate. ¿Dónde está esa sabiduría, y esa virtud y esa perseverancia? ¿No que eras muy chicha? Date cuenta de que la vida es buena y de que sólo una vez la vivimos. Saca de todos tus momentos lo bueno, lo maravilloso que hay en cada uno de ellos. Fíjate que estás con tu mamá, con tu papá, con tus hermanitas; fíjate que Jaime te quiere mucho; que hay luz y hay árboles y hay piedras; que el agua juega y cae y se levanta; fíjate que tu hamaca te mece suavemente, a tu gusto, y que a tu cuarto llega el cielo, llego yo, llega el aire, llegan tantas cosas que no te digo. Aprovecha tu soledad. Acuérdate de todos los que queremos estar solos.

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