Frases de Lolita

Lolita

18 frases de Lolita de Vladimir Nabokov... Historia de la obsesión de un profesor cuarentón por una doceañera. Retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Vladimir Nabokov son: adaptada al cine, escándalo, fuerza de la pasión, erotismo, pederasta, adolescencia, pedofilia, obsesión, sexualidad, muerte por accidente, matrimonio sin amor, asesinato, confesión.

Frases de Vladimir Nabokov

Frases de Lolita Vladimir Nabokov

01. Nos queríamos con amor prematuro, con la violencia que a menudo destruye vidas adultas.


02. Mi corazón pareció latir en todas partes al mismo tiempo. Nunca en mi vida...


03. La vida es muy corta. De aquí a ese viejo automóvil que conoces tan bien hay sólo un trecho de veinte, veinticinco pasos. Es un trecho muy corto. Da esos veinticinco pasos. Ahora. Ahora mismo. Vente así, como estas. Y viviremos felices el resto de nuestras vidas.


04. Oh, no llores. No sabes cuánto siento haberte engañado tanto... Pero así fueron las cosas.


05. Hay dos clases de memoria visual: con una, recreamos diestramente una imagen en el laboratorio de nuestra mente con los ojos abiertos (y así veo a Annabel, en términos generales tales como "piel color de miel", "brazos delgados", "pelo castaño y corto", "pestañas largas", "boca grande, brillante"); con la otra, evocamos instantáneamente con los ojos cerrados, en la oscura intimidad de los párpados, el objetivo, réplica absolutamente óptica de un rostro amado, un diminuto espectro de colores naturales.


06. Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.


07. Imagíname: no puedo existir si no me imaginas. Trata de discernir a la liebre en mí, temblando en la selva de mi propia iniquidad; y hasta sonríe un poco.


08. Y como si yo hubiera sido, en un cuento de hadas, la nodriza de una princesita, reconocí el pequeño lunar en su flanco.


09. Un cambio de ambiente es la falacia tradicional sobre la cual descansan los amores -y los pulmones- condenados.


10. Habíamos estado en todas partes. No habíamos visto nada en realidad. Y hoy me sorprendo pensando que nuestro largo viaje no había hecho otra cosa que ensuciar con un sinuoso reguero de fango el encantador, confiado, soñador, enorme país que entonces, retrospectivamente, no era para nosotros sino una colección de mapas de puntas dobladas, libros turísticos estropeados, neumáticos gastados y sus sollozos en la noche - cada noche, cada noche- no bien me fingía dormido.


11. Ahora hay que ser científico si se quiere ser asesino. No, yo no era una cosa ni la otra. Señores y señoras del jurado, la mayoría de los delincuentes sexuales que anhelan un contacto palpitante, suavemente plañidero, pero no forzosamente copulativo, con una jovencita, son extranjeros inocuos, inadaptados, pasivos, tímidos, sólo piden a la comunidad que les permita observar su comportamiento inofensivo y soi-disant aberrante, sus ínfimas, cálidas, húmedas manías privadas de desviación sexual, sin que la policía y la sociedad caiga sobre ellos. ¡No somos demonios sexuales! ¡No violamos como los buenos soldados! Somos caballeros tristes, suaves, con ojos de perro, con bastante demonio para sofrenar nuestra ansiedad en presencia de adultos, pero dispuestos a dar años y años de vida por una sola oportunidad de tocar a una nínfula. Hay que descartarlo: no somos asesinos. Los poetas nunca matan.


12. Muchas veces he advertido que tendemos a atribuir a nuestros amigos la estabilidad de tipo que adquieren en la mente del lector los caracteres literarios. Aunque abramos el Rey Lear montones de veces nunca encontraremos al buen rey arrojando su escudilla en violenta rebeldía, olvidados todos los pesares, en una alegre reunión con sus tres hijas y sus perros falderos. Nunca revivirá Emma, reanimada por las sales simpáticas en las oportunas lágrimas del padre de Flaubert. Sean cuales fueren las evoluciones por las que tal o cual personaje popular ha pasado entre las tapas de un libro, su destino está fijado en nuestra mente y de manera similar esperamos que nuestros amigos se ajusten a tal o cual molde convencional que hemos acuñado para ellos. Así, X nunca compondrá la música inmortal que no armonizaría con las sinfonías de segundo orden a que nos ha habituado. Y nunca cometerá un asesinato. En ninguna circunstancia Z nos traicionará. Lo hemos dispuesto todo en nuestra mente, y cuanto menos vemos a una persona determinada, es tanto más satisfactorio comprobar la obediencia con que se ajusta a nuestra noción de él cada vez que nos llegan sus noticias. Cualquier desviación del destino que hemos ordenado nos impresionaría no sólo por anómala, sino también por su falta de ética. Preferiríamos no haber conocido a nuestro vecino, el vendedor jubilado de salchichas calientes, si un día publica el libro de poesías más importante de su tiempo.


13. Las palabras sin experiencia carecen de sentido.


14. Si una cuerda de violín puede sentir dolor, yo era esa cuerda.


15. Siempre puede uno contar con un asesino para una prosa fantástica.


16. Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista...


17. Y el resto es moho y polvo de estrellas...


18. Lo espantoso de morirse es que se queda uno tan librado a sí mismo.

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