Frases de Las luminarias

Las luminarias

28 frases de Las luminarias (The luminaries) de Eleanor Catton... Ambientada en los yacimientos de oro de Nueva Zelanda en 1866, tres acontecimientos extraños ligados a una prostituta y a un joven que esconde su propio secreto.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Eleanor Catton son: ficción histórica, asesinato, prostitución, fantasmas, historia de amor, infidelidad, misterio, quimera del oro, alcohólico, personas desaparecidas, astrología, signos del zodiaco.

Frases de Eleanor Catton Libros de Eleanor Catton

Frases de Las luminarias Eleanor Catton

01. Si el hogar no puede ser el lugar de donde uno es, entonces es lo que uno hace del lugar adonde va.


02. Construía su imagen como si fuera un escudo en torno a su persona, porque sabía perfectamente lo poco que resistía su persona.


03. Un hombre de suerte, siempre lo he dicho, es aquel que tuvo suerte una vez y, después, aprendió un par de cosas sobre cómo hay que invertir. La suerte solo ocurre una vez y cuando lo hace siempre es por azar.


04. La razón no está a la altura del deseo: cuando el deseo es una sensación pura y poderosa, se convierte en una especie de razón por derecho propio.


05. Una puta no puede volverse respetable. Una puta no puede hacerse rica. El prestigio y los beneficios pertenecen todos al proxeneta, jamás a la puta. Sí, el único que verdaderamente se beneficia de su oficio es el hombre que está tras ella con el monedero en una mano y la pistola en la otra.


06. Nos pasamos toda la vida pensando en la muerte. Sin este proyecto que tanto nos distrae, supongo que nos aburriríamos muchísimo. No tendríamos nada que evitar, nada que prevenir ni nada a lo que darle vueltas. El tiempo no tendría importancia.


07. La sensación de que el mundo en general lo subestimaba acabaría transformándose, con el paso del tiempo, en una especie de demagogia privada; estaba seguro del alcance exhaustivo de su visión, y rara vez creía


08. Parecía como si Lydia Wells gustase de adoptar poses elegantes con el fin de poder sobresaltarse, entre risas, cuando alguien se le acercaba. En el vestíbulo del hotel Wayfarer, Gascoigne se la encontró tendida en el sofá con una zapatilla colgando de la puntera, un brazo echado hacia atrás y la cabeza reclinada en un cojín; en la otra mano tenía una novela de bolsillo, casi como si el libro fuese cómplice de un desmayo. Sus mejillas empolvadas y su aspecto absorto habían sido amañados en los momentos previos a la entrada de Gascoigne, pero eso él no lo sabía. Le sugirieron, tal y como pretendía la mujer, que la narración en la que estaba enfrascada era harto licenciosa.


09. El amor no correspondido era imposible; que no era amor. Dijo que el amor había que entregarlo libremente y recibirlo libremente, de suerte que los amantes, al unirse, formen las mitades idénticas de un todo.


10. Los hombres con los que ejercía su oficio casi nunca daban muestras de curiosidad por ella. Si llegaban a hablar, hablaban de otras mujeres: de los amores que habían perdido, las mujeres a las que habían abandonado, sus madres, hermanas, hijas, pupilas. Buscaban a estas mujeres cuando miraban a Anna; pero solo en parte, porque también se buscaban a sí mismos: Anna era una oscuridad reflejada, de la misma manera que era una luz prestada. Su desdicha, como bien sabía, les resultaba extremadamente reconfortante.


11. ¿Cuál había sido la finalidad de la compra? ¿Tenía Clinch intención de afincarse allí? ¿Tenía intención de cultivar la tierra? ¿De talar los madereros autóctonos? ¿De represar el río? ¿De abrir un pozo, tal vez, y buscar oro? Desde luego, no había hecho nada con la cabaña de Crosbie aparte de vaciarla de todo lo que podía vender...Y hasta eso lo había hecho por poderes. Era un dividendo hueco que no exigía ni habilidad, ni amor ni horas de paciente industria: un dividendo así no podía sino desperdiciarse, ya que del desperdicio venía y al desperdicio habría de regresar. Tauwhare era incapaz de respetar a un hombre que trataba la tierra como si no fuese más que otro tipo de moneda. ¡La tierra no se podía acuñar! La tierra solo era para vivir en ella, y amarla.


12. Pues aunque a los hombres se los juzga por sus actos, por lo que dicen y hacen, los hombres se juzgan a sí mismos por lo que están dispuestos a hacer, por lo que podrían haber dicho o hecho: un juicio que no solo se topa necesariamente con el obstáculo del alcance y los límites de su imaginación, sino también con el de la siempre cambiante magnitud de su duda y su autoestima.


13. Pero el tiempo y la distancia no son nada cuando hay una auténtica afinidad


14. He oído que en la tradición nativa de Nueva Zelanda el alma, al morir, se convierte en una estrella.


15. Jamás subestimes lo extraordinariamente difícil que es entender una situación desde el punto de vista de otra persona.


16. La palabra "hermano" significa también amor, a mi juicio. El amor que decidimos conceder... Y de buen grado.


17. Tenía un temperamento nostálgico, no de su propio pasado, sino de épocas pasadas; se mostraba cínico con el presente y temeroso con el futuro, y lamentaba profundamente el deterioro del mundo.


18. Jamás se debía confiar en el juicio de otro hombre sobre la naturaleza de una tercera persona.


19. Todos queremos que nos amen... Y necesitamos que nos amen, pienso yo. Sin amor, no podemos ser nosotros mismos.


20. Una mujer que cae no tiene futuro; un hombre que asciende no tiene pasado.


21. Pero uno no puede confiar en la conciencia de otra persona para vivir la vida que quiere vivir. Hay que apañarse con lo que le toca a uno; seguir bregando.


22. Ahora miramos hacia fuera, a través de la fantasía de nuestras convicciones: vemos el mundo como queremos que sea, y nos imaginamos morando en él.


23. El amor no puede reducirse a un catálogo de razones, y un catálogo de razones no puede producir amor.


24. Un secreto siempre tiene efectos tonificantes en una amistad incipiente, como también la impresión compartida de que hay una figura externa a la que culpar: lo que ha unido a los hombres.


25. La tierra solo era para vivir en ella, y amarla.


26. La soledad es un estado que como mejor se disfruta es en compañía.


27. Es un rasgo de la naturaleza humana dar lo que más deseamos recibir.


28. Una amistad que se cimienta sobre semejante roca es excelente.

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