18. A medida que la tecnología se acumula y personas de más partes del planeta se hacen interdependientes, el odio entre ellas tiende a disminuir, por la sencilla razón de que no se puede matar a alguien y al mismo tiempo comerciar con él.
19. Los talentos que constituyen derechos humanos de nacimiento -hablar y entender, usar el sentido común, enseñar a los niños, deducir los motivos de otras personas- probablemente no los van a reproducir las máquinas en nuestra generación, y quizá nunca lo hagan.
20. Los argumentos contra el fanatismo no conducen a la afirmación objetiva de que los seres humanos sean biológicamente indistinguibles. Es una postura moral la que condena el hecho de juzgar a un individuo de acuerdo con los rasgos medios de ciertos grupos a los que ese individuo pertenece.
21. Las teorías dominantes del arte y la crítica de elite del siglo XX surgieron de una negación militante de la naturaleza humana. Un legado es arte feo, desconcertante y ofensivo. El otro, erudición pretenciosa e ininteligible. ¿Y nos sorprende que sean cuatro gatos los que acudan a ese mundo artístico?
22. El comportamiento de las máquinas lo determinan de forma ineludible las leyes de la física y la química; la conducta de las personas se elige libremente. De la elección nace la libertad y, por consiguiente, el optimismo sobre nuestras posibilidades para el futuro. De la elección nace también la responsabilidad, que nos permite pedir a las personas cuentas de sus actos.
23. Todos somos miembros de la misma especie imperfecta. Poner en práctica nuestra visión moral significa imponer nuestra voluntad a los demás. El deseo humano de poder y estima, junto con la vulnerabilidad al autoengaño y el fariseísmo, constituye una invitación a la calamidad, mucho más cuando ese poder se dirige a una meta tan quijotesca como la de erradicar el interés humano.
24. Los juegos de suma distinta a cero surgen no sólo de la capacidad de las personas de ayudarse mutuamente, sino de su capacidad para abstenerse de dañarse entre sí. En muchas disputas, ambas partes salen adelante repartiéndose las ganancias que supone el hecho de no tener que pelearse. Esto ofrece el incentivo de desarrollar tecnologías para la resolución de conflictos, tales como la mediación, las medidas para salvaguardar la propia imagen, medidas para la restitución y la retribución, y los códigos legales.
25. El feminismo como movimiento a favor de la igualdad política y social es importante, no así el feminismo como camarilla académica entregada a doctrinas excéntricas sobre la naturaleza humana. Eliminar la discriminación contra las mujeres es importante, no así pensar que mujeres y hombres nacen con unas mentes indistinguibles. La libertad de decisión es importante, no así asegurar que las mujeres constituyan exactamente el 50% en todas las profesiones. Y eliminar las agresiones sexuales es importante, pero no así defender la teoría de que los violadores desempeñan su papel en una vasta conspiración masculina.
26. Muchos rasgos psicológicos relevantes para el ámbito público, por ejemplo la inteligencia general, son iguales en términos medios en hombres y mujeres, y prácticamente todos los rasgos psicológicos se pueden encontrar en diversos grados entre los miembros de cada sexo. Ninguna de las diferencias de sexo descubiertas hasta hoy se aplica a todos los hombres y a todas las mujeres, de modo que las generalizaciones sobre un sexo siempre serán falsas respecto a muchos individuos. E ideas como el "papel adecuado" y el "lugar natural" carecen de sentido científico y no pueden servir de razón para restringir la libertad.
27. Los hombres no son de Marte ni las mujeres de Venus. Hombres y mujeres proceden de África, la cuna de nuestra evolución, donde evolucionaron juntos como una sola especie. Hombres y mujeres tienen todos los mismos genes, excepto un puñado del cromosoma Y, y sus cerebros son tan similares que el neuroanatomista necesita la vista del lince para encontrar las pequeñas diferencias que existen entre ellos. Sus niveles generales de inteligencia son los mismos, según los mejores cálculos psicométricos, y emplean el lenguaje y piensan sobre el mundo físico y vivo del mismo modo general. Tienen los mismos sentimientos básicos, y ambos disfrutan del sexo, buscan unos compañeros de matrimonio inteligentes y amables, tienen celos, se sacrifican por los hijos, compiten por conseguir un estatus y parejas y a veces cometen agresiones al buscar favorecer sus intereses.
28. (...) El segundo temor es que si las personas albergan unos motivos violentos, no pueden evitar ser violentas, o lo han de ser continuamente, como el Diablo de Tasmania de la serie de dibujos animados Looney Tunes que avanza dejando tras de sí una estela de devastación. Este miedo es una reacción a las ideas arcaicas de los simios asesinos, una sed de sangre, un deseo de muerte, un imperativo territorial y un cerebro violento. En realidad, si el cerebro está equipado con estrategias para la violencia, son estrategias contingentes, conectadas a una circuitería complicada que calcula cuándo y dónde se han de aplicar. Los animales aplican la agresividad de formas muy selectivas, y los humanos, cuyo sistema límbico está enredado en los enormes lóbulos frontales, son aún más calculadores, qué duda cabe. Hoy, la mayoría de las personas viven su madurez sin pulsar nunca el botón que activa la violencia.