Frases de La sabiduría de Ramana Maharshi - 3

59. Tu deber es ser, y no, ser esto o aquello. "Yo soy el que soy" resume toda la verdad. El método se sintetiza en las palabras "quédate quieto". ¿Qué significa la quietud? Significa la destrucción del ego. Porque cualquier forma o delimitación es la causa de problemas.


60. Venerar la realidad sin formas, mediante pensamientos no pensados, es la mejor manera de venerar. Pero si alguien es incapaz de venerar a Dios sin darle formas, la veneración de formas es aceptable. La veneración sin formas sólo es posible para personas que se han desprendido del ego.


61. Mientras trabajas debes estar consciente de tu naturaleza real. Debes mantener la calma, practicar meditación para aquietar la mente y permitirle tomar conciencia de su relación verdadera con el Yo que la sustenta. Si trabajas de este modo, tu trabajo o servicio no será un impedimento en el camino hacia la verdad.


62. Así como el fuego es oscurecido por el humo, la brillante luz de la conciencia es oscurecida por el cúmulo de nombres y formas, el mundo. Cuando, por la compasiva gracia divina, la mente se aclare, se reconocerá que la naturaleza del mundo no son las formas ilusorias, sino sólo la realidad.


63. Dios es personal, es siempre la primera persona, el Yo, eternamente parado frente a ti. Tú les das prioridad a las cosas mundanas, por eso Él parece haberse retirado a un segundo plano. Si te desprendes de todo lo demás y sólo lo buscas a Él, quedará como lo único, como el Yo.


64. Los difuntos están felices. Son los deudos los que se afligen por la persona que murió. La propia existencia es evidente con o sin el cuerpo. ¿Por qué, entonces, uno debería desear que las cadenas corporales continúen? Que el hombre busque a su Yo subyacente, que muera y que sea inmortal y feliz.


65. Lo que está destinado a pasar, pasará. Si tú estás destinado a no trabajar, no conseguirás trabajo ni aun si intentas buscarlo. Si estás destinado a trabajar, no podrás evitarlo y te verás forzado a comprometerte con él. Déjalo, pues, a cargo del poder superior; no puedes renunciar o retener a tu antojo.


66. El Yo descarta la ilusión de "yo" y, sin embargo, sigue siendo "yo". Ésa es la paradoja de la autorrealización. En lugar del "yo" original, la autoentrega perfecta deja un residuo de Dios en el cual el "yo" se pierde. Ésa es la forma más alta de devoción y entrega y la culminación del desapego.


67. No hay misterio más grande que éste: siendo nosotros la realidad, buscamos obtenerla. Creemos que hay algo que oculta nuestra realidad y que debemos destruirlo para llegar a ella. Eso es ridículo. Llegará el día en que te reirás de los esfuerzos que realizabas para llegar a la realidad. Pero aquello que será en ese momento, ya es aquí y ahora.


68. No hay diferentes felicidades. Hay sólo una felicidad, que incluye la felicidad gozada cuando se está despierto, la felicidad de todo tipo de criaturas, desde el animal más insignificante hasta el más alto brahmán. Esa felicidad es la felicidad del Yo. La felicidad que se goza en estado de vigilia es una felicidad de segunda mano, derivada de la verdadera felicidad.


69. Si uno puede librarse de un deseo satisfaciéndolo, no habrá problema en satisfacerlo. Pero generalmente los deseos no se erradican satisfaciéndolos. Tratar de desarraigarlos de esa manera es como intentar apagar un fuego echando líquidos inflamables en él. La manera de librarse de un deseo para siempre es preguntarse: " ¿Quién es el que tiene el deseo? ¿Cuál es su origen? ".


70. Piensa en las esculturas en la base de los templos, que parecen llevar todo el peso de la torre sobre sus espaldas. En verdad el templo está construido sobre la tierra, y su peso descansa en ella. El ser humano que se apropia de la sensación de hacer es como esas figuras que se apropian de la sensación de estar soportando el peso del templo.


71. Cuando te identificas con el cuerpo, como en el estado de vigilia, ves objetos burdos. Cuando estás en el cuerpo sutil o en el plano mental, como en los sueños, ves objetos igualmente sutiles. En la ausencia de identificación en el sueño profundo, no ves nada. Los objetos que se ven guardan una relación con el estado de quien los ve. Lo mismo se aplica a las visiones de Dios.


72. Si se rastrea el miedo a la muerte hasta el objeto cuya pérdida le dio origen, se verá que ese objeto no es el cuerpo, sino la mente que funciona en él. Lo que el ser humano teme perder es la conciencia, no el cuerpo. Él ama la existencia, que es su propio Yo. ¿Por qué no apegarse a la conciencia pura ahora mismo, mientras estamos en el cuerpo, y quedar libres de todo miedo?


73. No hay que renunciar a la vida cotidiana; se puede meditar y seguir cumpliendo las obligaciones mundanas, así fluirá la Energía incluso cuando estés absorto en el trabajo, pues en el mismo espíritu que meditas así manifestarás tus actividades. De este modo, tu actitud hacia las personas, los objetos y los acontecimientos cambiará gradualmente. Tus acciones se acompasarán a tus meditaciones. A lo que hay que renunciar totalmente es al egoísmo que nos liga al mundo; renunciar al falso ego es la auténtica renunciación.

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