Frases de La sabiduría de Ramana Maharshi - 2

30. El trabajo cumplido con apego es un grillete, mientras que el trabajo cumplido con desapego no afecta a quien lo realiza. Esta persona está en soledad, incluso mientras trabaja.


31. El cuerpo no es más que una mera proyección de la mente, y la mente no es más que un pobre reflejo del corazón radiante.


32. El celibato no es necesario para el sendero de la sabiduría. Casado o no, un hombre puede realizar al Yo, porque éste está aquí y ahora, y es único.


33. El Corazón es la fuente, el origen, el medio y el fin de todo. El corazón, el espacio supremo, nunca es la forma. Es la luz de la verdad.


34. Si un individuo tiene un intenso deseo de una vida superior, entonces sus tendencias sexuales irán desapareciendo. Cuando se destruye la mente, los demás deseos también se destruyen.


35. Ayunar no es un fin en sí mismo. El ayuno es temporario y, realizado en forma absoluta, debilita la mente. La verdadera ayuda es el ayuno mental. Deberá hacerse un desarrollo espiritual.


36. Lo que importa es solamente lo que es natural. Esto deberá ser eterno. Lo que nace debe morir; lo que se adquiere debe perderse. Tú eres eternamente existente. El Yo nunca puede perderse.


37. No existe el nacimiento real ni la muerte real. Es la mente la que crea y mantiene la ilusión de realidad en este proceso, hasta que es destruida por la autorrealización.


38. La mente es sólo un conjunto de pensamientos. Las ideas tienen su raíz en el pensamiento del yo. Quien investiga el verdadero Yo goza de la bendición de la gloria.


39. El poder que te creó a ti, también creó el mundo. Si puede cuidarte a ti, también puede cuidar el mundo. Si Dios creó el mundo, es asunto de Él hacerse cargo del mundo, no tuyo.


40. La atención al Yo eterno, la realidad indivisa y pura, es el único medio por el cual el individuo confundido por el pensamiento de "yo soy el cuerpo" puede cruzar el océano de las eternas reencarnaciones.


41. Quien ha realizado el Yo ya no tiene cuerpo. Para los demás, sigue teniendo cuerpo, pero esto no es más que una apariencia externa. Todo es difícil de comprender, mientras uno se identifique con el cuerpo.


42. El hombre cree ser el que hace. Pero esto es un error. Es el poder supremo el que hace todo, y el ser humano es tan sólo una herramienta. Si acepta esa posición, está libre de problemas.


43. Dios asume cualquier forma imaginada por el devoto a través de la repetición de pensamientos en una meditación prolongada. A pesar de que así asume infinitos nombres, sólo la conciencia sin forma alguna es Dios.


44. Así como un buscador de perlas se ata una piedra a la cintura para sumergirse y tomar la perla del fondo del mar, cualquiera que bucee en las profundidades de su propio ser con desapego puede obtener la perla del Yo.


45. Tú siempre eres puro. El Yo no se percata del pecado. Son tus sentidos y tu cuerpo los que te provocan tentaciones. No debes confundirlos con el Yo real. Pregúntate quién es el que ha sido objeto de tentaciones.


46. No son las acciones las que forman la esclavitud. La esclavitud es solamente la idea falsa: "Yo soy el ejecutor de la acción". Despójate de esos pensamientos y deja que tu cuerpo y tus sentidos representen su papel, sin obstaculizarlos con interferencias.


47. La máxima dicha es no necesitar nada. Eso sólo se logra mediante la experiencia. Ni siquiera un emperador puede equipararse a un hombre que no necesita nada. Él está libre para hacer lo que le plazca, y no debe ser servido por otros.


48. Tú ocúpate de ti mismo. Deja que el mundo se encargue de sí mismo. Debes ver sólo el Yo. Si tú eres el cuerpo, entonces también existe el mundo corpóreo. Si tú eres espíritu, todo es sólo espíritu.


49. La mejor manera de servir al mundo es la liberación del ego. Si estás ansioso por ayudar al mundo y crees que no puedes hacerlo liberándote del ego, pon en manos de Dios todos los problemas del mundo, junto con los tuyos propios.


50. Si uno es denostado o injuriado, el remedio no consiste en devolver el insulto ni en resistirse. Simplemente hay que quedarse quieto. Esta quietud dará paz al injuriado, pero inquietará al ofensor, hasta que éste se vea impulsado a admitir su error ante la parte injuriada.


51. No hay pasado ni futuro. Sólo existe el presente. Ayer era presente para ti cuando lo experimentabas, y mañana será presente, cuando lo experimentes. Por ende, la experiencia sólo se produce en el presente, y más allá de la experiencia nada existe.


52. Yo no soy mi cuerpo; soy más. Yo no soy mi habla, mis órganos, el oído, el olfato; eso no soy yo. La mente que piensa tampoco soy yo. Si nada de eso soy, entonces ¿Quién soy? La conciencia que permanece, eso soy.


53. Sólo si se conoce la verdad del amor, que es la naturaleza real del Yo, se podrá desatar el intrincado nudo de la vida. Sólo si se alcanzan las alturas del amor, se logrará la liberación. Ésa es la esencia de todas las religiones.


54. Tú te desprendes de esta o aquella de "mis" posesiones. Si, en cambio, te desprendes de "yo" y "mi", te desprendes de todas ellas de un solo plumazo. Se pierde la semilla de la posesión propiamente dicha. Con ello el mal es anulado en su mismo germen.


55. Quien viaja en un tren y sigue con su carga sobre la cabeza está loco. Si la baja, descubrirá que esa carga también llega a destino. De un modo parecido, no adoptemos la pose de quienes ejecutan la acción: entreguémonos a la fuerza que nos guía.


56. Si permaneces libre de dolor, no habrá dolor en ninguna parte. El problema ahora se debe a que ves el mundo externamente y piensas que hay dolor en él. Pero ambos, el mundo y el dolor, están en tu interior. Si miras hacia adentro, no habrá más dolor.


57. El pensamiento "yo soy este cuerpo de carne y huesos" es el origen de todos los demás pensamientos. Por eso, si miro hacia adentro y me pregunto: "¿Dónde está ese yo?", todos los pensamientos (también el pensamiento del "yo") desaparecerán, y el autoconocimiento brillará espontáneamente.


58. Para un hombre realizado, para quien permanece en el Yo, no constituye diferencia la pérdida de una, de varias o de todas las vidas en este mundo, o en los tres mundos. Y aunque él las destruya a todas, ningún pecado podrá tocar a un alma pura como ésa.

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