
13 frases de La mujer de verde (Grafarþogn) de Arnaldur Indridason... Sensacional novela sobre la violencia doméstica, doloroso espejo en el que da miedo verse reflejado. Una compleja investigación de Erlendur, Sigurdur Óli y Elínborg para desentrañar los "asesinatos de almas".
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Frases de La mujer de verde Arnaldur Indridason
01. Una se avergüenza de ser la víctima de un hombre así y se abandona a una total soledad e impide a todos que se acerquen, incluso a sus propios hijos, porque una no quiere que nadie mueva un dedo, y menos que nadie ellos. Y allí se queda esperando el próximo ataque, que llegará sin aviso alguno, y está llena de odio hacia algo que no comprende, y la vida entera se convierte en la espera del siguiente ataque, ¿Cuándo llegará, cuánto daño le hará, cuál será el motivo, cómo evitarlo? Porque cuanto más satisfago sus caprichos, tanto más asco siente él por mí. Cuanta más sumisión y temor le muestro, tanto más odio descarga él sobre mí. Y si me muestro indócil, entonces ya tiene un motivo para matarme a golpes. No hay forma de hacerlo bien. No hay forma. Hasta que lo único en que piensa una es en que todo acabe, da igual cómo. Sólo en que acabe.
02. La violencia física, el dolor y los golpes, los huesos rotos, las heridas, los moretones, los ojos hinchados, los labios rotos, todo eso no es nada comparado con la tortura del alma. Un miedo constante, permanente, que nunca se calma.
03. (...) Vivir con el odio un día tras otro, nunca se acaba, da lo mismo lo que hagas, y nunca puedes hacer nada que cambie las cosas hasta que has perdido todo asomo de voluntad propia; No haces sino aguardar, con la esperanza de que la próxima paliza no sea tan terrible como las anteriores.
04. La ciudad contemporánea, rebosante de gente que ya no quería vivir en el campo o en las aldeas de la costa, o que ya no podía seguir viviendo allí y emigraba a la ciudad para empezar una nueva vida, pero que perdía sus raíces y se quedaba sin pasado y con un futuro incierto.
05. Yo era igual que tú, no tenía tiempo. No tenía tiempo para mi propia vida. Lo que haces tú ahora no es tu vida. Tu propia vida. No es más que tu trabajo.
06. Siempre estamos esperando el fin del mundo...Adopte la forma de cometa o de cualquier otra cosa. Todos tenemos nuestro fin del mundo. Algunos lo conjuran, lo ansían. Otros lo rehúyen. La mayor parte de la gente lo teme. Le muestra respeto.
07. Poco a poco, las palizas se van convirtiendo en sadismo porque el único poder que tiene el violento en este mundo es el poder sobre aquella mujer, y sólo sobre ella, porque es su mujer, y es un poder absoluto porque ella está a su merced.
08. Los primeros años, cuando en ella aún queda vida, intenta buscar ayuda y escapar, pero él la caza y le dice en un susurro que matará a su hija y la enterrará en la montaña. Y ella sabe que lo hará, y se rinde. Se rinde y se pone en sus manos...Y la vida de ella se convierte en una simple sombra de la de él. Desaparece toda resistencia, y con la resistencia desaparece el deseo de vivir y deja de ser un ser vivo, es sólo una muerta, un ser de las tinieblas en constante búsqueda de alguna escapatoria.
09. Cada vez me recuerda más a uno de esos tipos tan raros de los cuentos de los hermanos Grimm.
10. La vida sin ti es como un frío invierno, sin colores y tan vacío y tan muerto.
11. A veces, la mujer llegaba a pensar, y él debía de saberlo, que la violencia a que la sometía demostraba, más que cualquier otra cosa, la debilidad del marido. Cuanto más le pegaba, más miserable era él mismo. Le echaba la culpa a ella. Le vociferaba que era culpa de ella que la tratara como lo hacía. Era ella quien le obligaba a hacerlo, porque era incapaz de hacer lo que él le mandaba.
12. Vio que se trataba de un hueso humano en cuanto se lo quitó a la niña, que estaba sentada en el suelo jugueteando con él.
13. Es un hombre horrible... Un hombre horrible. Un alma mezquina y maldita que no merece vivir.