
16 frases de La luna y las hogueras (La luna e i falo) de Cesare Pavese... Relato simbólico y descarnadamente lúcido que nos conduce al centro del laberinto del autor: la triple imposibilidad de regresar al origen, de averiguar nuestro nombre verdadero, de encontrar un sitio en el mundo.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Cesare Pavese son: pueblo chico, trotamundos, crecer, infancia, raices, eterno retorno, piamonte, paso del tiempo, volver a lugares conocidos, venganza, segunda guerra mundial, miseria, mayoría de edad, tristeza, desilusión, pérdida de la inocencia, autobiografía.
Frases de La luna y las hogueras Cesare Pavese
01. Vivir en muchos lugares significa vivir en ninguna parte.
02. Todo vive y se macera en sí mismo. La naturaleza es muerte...
03. La luna está ahí para todos, bajo la lluvia, en las enfermedades...
04. Uno necesita un pueblo aunque no sea más que por la satisfacción de poder marcharse de él.
05. Cada estación tenía sus costumbres y sus juegos y lo bueno es que la vida se regía por ellas.
06. Todo está en la infancia, hasta aquella fascinación que será porvenir y que sólo entonces se siente como una conmoción maravillosa.
07. Un pueblo supone no sentirse solo, saber que en la gente, en los árboles, en la tierra hay algo de ti que, incluso cuando no estás, se queda esperándote.
08. Lo que quedaba era como una plaza a la mañana siguiente después de una fiesta, como un viñedo tras la vendimia, como ir solo al restaurante cuando alguien te ha dado plantón.
09. Había regresado, había aparecido de improviso, había reunido una fortuna (...), pero los rostros, las voces y las manos que debían tocarme y reconocerme ya no estaban. Hacía mucho tiempo que ya no estaban.
10. (...) Este país, donde no nací, creí durante mucho tiempo que era el mundo entero. Ahora que realmente he visto el mundo y sé que está formado por muchos países pequeños, no sé si estaba muy equivocado cuando era niño.
11. Algo en lo que no dejo de pensar es en la cantidad de gente que debe de vivir en este valle y en el mundo a la que precisamente ahora le está sucediendo lo mismo que a nosotros entonces y no se da cuenta, no piensa en ello...
12. Si me ponía a pensar en estas cosas, no terminaba nunca, porque me venían a la mente muchos sucesos, muchos afanes, muchas humillaciones pasadas, todas aquellas veces que creí haberme construido un refugio, tener amigos y una casa, poder hacerme incluso un nombre y cultivar un jardín.
13. Entonces yo no entendía qué podía significar eso de crecer; pensaba que crecer sólo consistía en hacer cosas difíciles, como comprar una yunta de bueyes, tasar la uva, manejar la trilladora. No sabía que crecer quiere decir marcharse, envejecer, ver morir, encontrar la Mora cambiada.
14. He viajado lo suficiente por el mundo como para saber que todas las carnes son buenas y valen lo mismo, y eso es precisamente lo que estraga y por lo que uno busca echar raíces, hacerse tierra y pueblo, para que su carne tenga sentido y dure más que un triste cambio de estación.
15. De todo aquello, de la Mora, de la vida que llevábamos, ¿Qué es lo que queda? Durante muchos años me ha bastado con aspirar el olor de los tilos que venía con una ráfaga de viento en la noche para sentirme otro, para sentirme realmente yo, aunque no sabría explicar por qué.
16. Los chicos, las mujeres, el mundo no han cambiado en absoluto. Ya nadie usa sombrillas, el domingo se va al cine en vez de a la fiesta, se lleva el trigo al pósito, las chicas fuman y, sin embargo, la vida es la misma y no saben que un día ellos mirarán a su alrededor y comprobarán que todo lo que fue suyo también ha desaparecido.