Frases de La casa de los siete tejados - 2

24. (...) Entró en el salón, perpleja sobre el significado de la escena que acababa de presenciar, preguntándose si los jueces, los clérigos y otros personajes igualmente respetables y eminentes podían dejar de ser personas justas y rectas.


25. (...) Este afecto y simpatía hacia las flores es un rasgo casi exclusivamente femenino. Los hombres, aun cuando la naturaleza les haya dotado de este rasgo, al entrar en contacto con cosas más groseras que las flores, pronto lo pierden, lo olvidan o lo desprecian.


26. Pero en algún rincón obscuro y sombrío, en algún cuartucho de piso bajo, cerrado y perdida la llave, o debajo del pavimento de mármol, en una charca, puede yacer un cadáver en descomposición, esparciendo su hedor por todo el palacio.


27. Una verdad moral, expuesta con gracia y habilidad, brillando a cada paso y coronando el desenlace de una obra de fantasía, puede añadir, realmente, gloria artística al libro, pero no por ello es más verdad en la última página que en la primera.


28. Siempre se produce una triste confusión, cuando el espíritu se desliza hacia el pasado o hacia el temible futuro, o cruza el límite que le separa del mundo real, concreto, donde el cuerpo queda para guiarse por sí mismo, tan sólo con su vida animal.


29. La verdad es que en medio siglo, una familia debiera sumergirse en la obscura masa de la humanidad y olvidar por completo a sus antepasados. La sangre humana, para conservarse sana, debe correr por cauces ocultos, igual que el agua de un acueducto es conducida por tuberías subterráneas.


30. El viejo Matthew Maule, en una palabra, fue ejecutado por el delito de brujería. Fue uno de los mártires que nos demuestran, entre otras cosas, que las clases influyentes y los dirigentes de los pueblos están expuestos a todos los errores característicos de la plebe mas enloquecida.


31. En su prematura experiencia de la vida no había malgastado por entero el bello espíritu de la juventud que, brotando de un corazón pequeño y de la fantasía, puede difundirse por todo el universo, haciéndole brillar como el primer día de la creación.


32. Si el fugitivo se apea en una ciudad distante y encuentra que todo el mundo habla del muerto, del cual huye para evitar su presencia y su recuerdo, ¿No reconocerá usted que los derechos del fugitivo han sido infringidos? Se ha visto privado de su ciudad, de refugio y, en mi modesta opinión, ha sufrido una injusticia incalculable.


33. ¿Y ahora, qué aspecto tiene? ¡Ya no hay ventana, ya no hay rostro! Una negrura infinita e inescrutable lo ha invadido todo. ¿Dónde está nuestro universo? Todo se ha derrumbado a nuestro alrededor, y nosotros, en medio del caos, podemos ser arrastrados por el viento, sin hogar, que va murmurando y suspirando buscando lo que fue el mundo.


34. El hombre está dispuesto a cometer todas las vilezas, a acumular crimen tras crimen, solamente con el fin de construir un edificio grande y sombrío en el cual poder morir y en el que sus descendientes serán desgraciados. Entierra su cadáver en los cimientos de la casa, por decirlo así, y cuelga su ceñudo retrato en la pared, convirtiéndose en el genio malo de la familia, y todavía espera que sus biznietos sean felices.


35. La presencia del muerto cubría todas las cosas de sombra. El universo entero, hasta donde yo llegaba a percibir, se convertía en una escena de delito y de terrible castigo... Aún más terrible que el delito. Me sentí viejo y no creí volver a ser ya nunca joven. El mundo me parecía extraño, salvaje, dañino, hostil... Mi vida pasada, solitaria y triste; mi futuro, una sombra sin forma, que yo tenía que moldear. Pero llegó usted, cruzó el umbral y la esperanza y la alegría llegaron con usted. Aquel momento negro se iluminó...

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