Disfruta de estas 9 frases de "La canción del verdugo"... Historia de Gary Gilmore, hombre conocido por motivo de su ajusticiamiento, en la Penitenciaría Estatal de Utah y de cómo prefirió la muerte a la angustiosa espera en el corredor de la muerte.
Índice
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "La canción del verdugo", de Norman Mailer son: pena de muerte, basado en hechos reales, encarcelado, libertad condicional, asesino en serie, prejuicios, venganza, periodismo.
Frases de "La canción del verdugo"
01. Al interesado no le sientan bien las derrotas, que no perdona ni olvida.
02. Ni siquiera consigo representarme la nada. No puedo creer en la nada. No existe cosa tal. Siempre queda algo, alguna forma de energía.
03. Estar en la cárcel es el deseo de respirar cuando alguien le tapa a uno las narices: desaparecida la obstrucción, el aire le vuelve a uno loco.
04. La gente no abogaba por la pena de muerte más que cuando el enjuiciado era un extraño. El camino, pues, era conseguir que el jurado se compenetrase con el reo.
05. Muchos de quienes abogan aquí por la pena de muerte, en especial para crímenes tan brutales (...), reconocen también que no tendrían estómago para tomar parte en su ejecución.
06. De no ser un convencido partidario de la pena de muerte, no podría haberme hecho cargo de este caso... Pienso que, si las ejecuciones se televisasen en horas de máxima audiencia, servirían de escarmiento.
07. Dorado y púrpura como apareciesen las montañas al amanecer, ahora, entrada ya la mañana, se veían pardas y ralas, y la nieve de sus crestas, grisácea por la acción de la lluvia. El paisaje se les penetró a los ánimos.
08. Yo me limité a aceptar la sentencia que se impuso. Me he pasado la vida aceptando sentencias. Ignoraba que me quedase otra alternativa. Pero cuando la acepté, todos se alzaron y quisieron discutir conmigo. Parece ser que la gente, en especial la de Utah, desea la pena de muerte, pero no las ejecuciones.
09. No tratamos aquí una suerte de pacto de suicidio entre mi cliente y el Estado, ni tampoco ningún morboso deseo de morir. Mi cliente, dispuesto a aceptar la responsabilidad de sus actos, ha solicitado una ejecución pronta y justa... Lo contrario del lento morir que traería emparejada una concatenación de apelaciones susceptibles de consumir días, meses y posiblemente años. No somos aptos para juzgar a este respecto. Ninguno de nosotros ha pasado más de las nueve décimas partes de su vida adulta en jaulas propias para animarles. Mi cliente ha elegido lúcidamente entre prolongar su vida y ser ajusticiado. Y su presencia aquí es la de un hombre lúcido y responsable que, aceptado el juicio del pueblo, en paz consigo mismo, desea morir con dignidad y respeto de sí propio...No pide de ustedes otra cosa que, desestimada la actual solicitud de apelación, anulado el aplazamiento, se le permita morir con dignidad el próximo lunes.