
5 frases de Fuera del cascarón (Out of the shelter) de David Lodge... El joven Timothy Young se convierte en un adulto al tiempo que conoce la cultura estadounidense y conoce diferentes maneras de entender la vida.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de David Lodge son: sexualidad, libertad de elección, segunda guerra mundial, adolescencia, londres, liberalismo, mayoría de edad, ocupación.
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Frases de Fuera del cascarón David Lodge
01. Ya era bastante duro afrontar la posibilidad de que el bombardeo de Alemania hubiera sido excesivo; que también hubiera sido inútil e ineficaz era casi demasiado amargo para contemplarlo.
02. Eran comunistas, lo que significaba que no estaba permitido a nadie poseer cosas en Rusia, y querían ocupar el poder de otros países para que nadie pudiera tener nada propio tampoco. A veces parecían tan malos como los nazis.
03. La sensación de estar solo, y sin embargo seguro, le resultaba nueva y excitante. Podía hacer lo que quisiera -como mear en el lavabo- y nadie lo sabría jamás ni lo descubriría. Una generalizada conducta licenciosa se apoderó de él. Cuando se hubo desvestido para meterse en la cama, no se puso el pijama inmediatamente sino que deambuló por la habitación sin nada encima, disfrutando del frescor y libertad de su desnudez.
04. Hacia el final de la tarde del día siguiente, Timothy se encontraba en un estado próximo al delirio, y muy por encima de nada que él reconociera como placer. Había llegado tan lejos en su camino hacia la consumación de su deseo, que se hallaba tumbado en la cama con Gloria, y ambos estaban parcialmente desvestidos; pero había requerido un largo y agotador proceso, y ahora, en lo que él creía debía ser casi el clímax, se preguntaba si era capaz de dominar más su carne sudada y dolorida.
05. La guerra y sus consecuencias conformaron mi generación de muchas maneras. Su escala y alcance épicos, vistos desde una perspectiva infantil, imprimieron en nosotros una mitología y ética patrióticas sencillas que no iban a ser descartadas fácilmente. (¡Cuánto volvieron a brotar en la guerra de las Malvinas!) Sus ansiedades y privaciones nos hicieron temperamentalmente cautos, no aseverativos, agradecidos por pequeñas clemencias y modestos en nuestras ambiciones. No creíamos que la felicidad, el placer, la abundancia constituyeran el orden natural de las cosas; éstas tenían que ganarse mediante el trabajo duro (como pasar exámenes) e incluso entonces costaba ciertas penas disfrutar de ellas. Me parecía a mí que, gracias a mi encuentro con la comunidad expatriada americana en Alemania en 1951, se me había concedido un anticipo privilegiado de la buena vida hedonística, materialista, a la que pronto aspirarían los británicos, y casi todas las demás naciones desarrolladas o en vías de desarrollo del mundo, y en cierta medida de disfrutar de una vida de posesiones, máquinas y diversiones, de éxtasis personal, aparatos que ahorraban trabajo, ropa elegante y barata, turismo en masa, entretenimiento y ocio de base tecnológica, que ponían al alcance de un gran segmento de la sociedad placeres antes limitados a una pequeña minoría. ¿Esto es una nueva libertad para el hombre, o una nueva esclavitud?