17 frases de El obsceno pájaro de la noche de José Donoso... Auténtica obra maestra en la cual el autor enlaza distintas historias de seres ambiguos y monstruosos para abordar su tema obsesivo: la disolución moral de la sociedad. El ciego instinto de la vida junto al terror ante lo innombrable.
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Frases de El obsceno pájaro de la noche José Donoso
01. Era el momento enloquecedor en que el tiempo se agota justo antes de la catástrofe que sólo la acción inmediata puede impedir: sacrificar a quien fuera y como fuera porque las cosas no podían seguir así -de dónde iban a sacar hilo más delgado, no existía madera ni papel más fino-, humillar y herir, sustituyendo y robando, la venganza confundida con el amor y la felicidad, la vergüenza con la gloria y el rencor y el placer.
02. Hervía el agua en la tetera. La vertía en la calabaza donde, además de la yerba mate, había agregado una ramita de hinojo, esperaba un instante, agitaba la boquilla y chupaba para probar, está rico, tome usted primero don Humberto y yo chupaba, y ella volvía a llenar el mate y chupaba ella y después volvía a llenarlo y yo me tomaba otro matecito caliente sin sentir asco de que la bombilla pasara directamente de esos labios raídos a los míos porque ese contacto nuestro a través del mate cimentaba una conciencia de que nuestras posiciones junto a Jerónimo y a Inés eran simétricas.
03. -Esa manía tuya de acumular cachivaches... Yo nunca lo encontré natural. -Estás muy equivocada. Era lo más natural del mundo, las viejas acumulan cosas, venía para acá con la naturalidad con que estas viejas van enfermándose, poniéndose decrépitas, cada día más inútiles sin que eso afecte a nadie, alistándose para desaparecer, la envidiable sencillez con que se van muriendo...Yo las envidiaba, es una forma de libertad que yo no podía comprar, seguía esclava de un orden, de ciclos que renovaban la esperanza hasta que ya no pude más y me fui a Europa con la coartada de la beata.
04. ¿Cómo me vas a reconocer tú si ni yo misma me reconozco?
05. ¿No te da más terror pensar que es a ti a quien quiere?
06. Tuve la certeza de su amor esa noche frente al parque...
07. Restablecieron el orden en las camas donde hicieron el amor legítimo o ilegítimo, satisfactorio o frustrador.
08. En la noche, con los mismos garfios, sujetaban el cuerpo de la bruja a la orilla mientras ellos desensillaban sus cabalgaduras, encendían fuego, comían cualquier cosa y tendiéndose en sus pellones y ponchos, antes de dormir, relataban cuentos de brujas y aparecidos y de otros monstruos con cuyos rostros se disfraza el miedo en tiempos malos.
09. Dicen que ya nada es como en los viejos tiempos. Sin embargo, esta casa se conserva igual, con la persistencia de las cosas inútiles.
10. Estoy solo en el centro de la tierra rodeado de paredes ciegas en este sótano que me comprime, rocas, ladrillos, tierra, huesos, cavo, cavando y rompiendo con las uñas y los dientes, el recuerdo de esa ventana mentirosa que habían colgado para que creyera que existía un afuera.
11. Sí, papá, sí se puede, cómo no, se lo prometo, le juro que voy a ser alguien, que en vez de este triste rostro sin facciones de los Peñaloza voy a adquirir una máscara magnífica, un rostro grande, luminoso, sonriente, definido, que nadie deje de admirar.
12. Sentía la necesidad de retorcer lo normal, una especie de compulsión por vengarse y destruir y fue tanto lo que complicó y deformó su proyecto inicial que es como si el mismo si hubiera perdido para siempre en el laberinto que iba inventando lleno de oscuridad y terrores con más consistencia que el mismo y que sus demás personajes, siempre gaseosos, fluctuantes, jamás un ser humano, siempre disfraces, actores, maquillajes que se disolvían...Sí, eran más importantes sus obsesiones y sus odios que la realidad que le era necesario negra.
13. No estoy enamorado de ti. Ni siquiera despiertas en mí una de esas nostalgias aberrantes que los hombres de mi edad sienten con la proximidad de una vida joven: eres un ser inferior, Iris Mateluna, un trozo de existencia primaria que rodea a un útero reproductor tan central a tu persona que todo el resto de tu ser es cáscara superflua.
14. Yo no entiendo, Madre Benita, cómo usted puede seguir creyendo en un Dios mezquino que fabricó tan pocas máscaras, somos tantos los que nos quedamos recogiendo de aquí y de allá cualquier desperdicio con que disfrazarnos para tener la sensación de que somos alguien...
15. No sabía cuál era la realidad, la de adentro o la de afuera, si había inventado lo que pensaba o lo que pensaba había inventado lo que sus ojos veían. Era un mundo sellado, ahogante, como vivir adentro de un saco tratando de morder el yute para buscar una salida o darle una entrada al aire y ver si era afuera o adentro o en otra parte donde estaba su destino, beber un poco de aire fresco no confinado por sus obsesiones, dónde comenzaba a ser él y dejaba de ser los demás...Por eso el dolor, el mordisco necesario para salir, o para dejar entrar el aire.
16. Y porque se comenzaba a aburrir de comprobar que esas elegancias no eran más que subterfugios, Jerónimo regresó a su tierra americana, burda y primitiva, en busca de obligaciones que dieran nobleza a su libertad. ¿Pero cómo tomar la resolución de incorporarse a un mundo cuyas verdades más altas son decretadas por un guiso de congrio en escabeche?
17. ¿Por qué me seguías? ¿O me perseguías? No, no me perseguías. Era sólo que una presencia, y esa presencia tenía que ser la tuya, iba invadiendo el equilibrio de mi vacío nocturno, donde nada me rozaba, ni siquiera recuerdos, ni siquiera deseos, donde ninguna presencia se ofrecía a mi vulnerabilidad.