
9 frases de El niño en la cima de la montaña (The boy at the top of the mountain) de John Boyne... Tras la muerte prematura de sus padres, Pierrot debe abandonar Francia para vivir con su tía Beatrix, que trabaja de ama de llaves en la enorme residencia que Adolf Hitler posee en los Alpes de Baviera.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de John Boyne son: alemania nazi, ficción histórica, nazismo, segunda guerra mundial, juventudes hitlerianas, holocausto, huérfanos, liberación, montañas, ambientada en baviera (alemania), parís, valor de la amistad, pérdida de la inocencia.
Frases de El niño en la cima de la montaña John Boyne
01. ¿De verdad es tan fácil que los inocentes se corrompan?
02. Le hizo comprender que era posible que el tiempo siguiera su curso, pero que las ideas de algunas personas se quedarían enquistadas para siempre.
03. Sabes por qué lleva uniforme la gente, ¿Verdad, Pierrot? (...) Porque la persona que lo lleva cree que puede hacer lo que le apetezca. (...) Puede tratar a los demás como nunca lo haría si llevara ropa normal. Insignias, guerreras o botas altas... Los uniformes nos permiten dar rienda suelta a nuestra crueldad sin sentirnos culpables.
04. Pese a que el padre de Pierrot Fischer no había muerto en la Gran Guerra, su madre, Émilie, siempre decía que la guerra lo había matado.
05. Las cosas no acababan de ser tan maravillosas en el orfanato como había sugerido Adèle Durand. Las camas eran duras, y las sábanas, finas. Cuando había comida en abundancia solía ser muy sosa, aunque sí estaba buena cuando era escasa.
06. Nunca finjas que no sabías lo que estaba pasando aquí. Tienes ojos y oídos. Y estuviste en esa habitación muchas veces, tomando notas. Lo oíste todo. Lo viste todo. Lo sabías todo. Y sabes también de qué cosas eres responsable...Te queda mucha vida por delante para llegar a aceptar tu complicidad en estas cuestiones. Pero nunca te convenzas de que no lo sabías. -Le soltó la mano-. Ése sería el peor crimen de todos.
07. Todos disfrutaban de la comida alegremente, con Hitler yendo de aquí para allá y de uno a otro, y todavía hablando de política. No importaba qué dijera, todos asentían y le decían que tenía toda la razón. Podría haber dicho que la Luna era en realidad un queso, y todos le habrían contestado: "Por supuesto, mein Fuhrer. Un queso de Limburgo".
08. (...) Por eso bebo. Me ayuda a olvidar. - ¿A olvidar qué? -La guerra. Las cosas que vi. -Cerró los ojos y añadió en un susurro-: Las cosas que hice. Pierrot tragó saliva, casi temiendo preguntar. - ¿Qué hiciste? Su padre esbozó una sonrisa triste. -Fuera lo que fuese, lo hice por mi país. Eso lo entiendes, ¿Verdad? -Sí, Padre -contestó Pierrot sin saber muy bien a qué se refería, pero le pareció una respuesta valiente-. Yo también seré soldado si con eso te sientes orgulloso de mí.
09. -Naciste en Francia, es verdad. Y tu madre era francesa. Pero tu padre, mi hermano mayor, era alemán. Y eso te convierte a ti en alemán también, ¿Lo comprendes? A partir de ahora, será mejor que ni siquiera menciones de dónde procedes. -Pero ¿Por qué? -Porque así será más seguro. -Fue la respuesta de su tía-. Y hay otra cosa de la que quería hablar contigo. De tu nombre. - ¿Mi nombre? -preguntó Pierrot, mirándola con el ceño fruncido. -Sí. -Beatrix titubeó, como si no acabara de creer lo que estaba a punto de decir-. Me parece que ya no deberíamos llamarte Pierrot.