Frases de Cosecha roja

Cosecha roja

18 frases de Cosecha roja (Red harvest) de Dashiell Hammett... Primera novela del autor, que relata las peripecias de un astuto detective para desentrañar el crimen de su cliente en una ciudad conocida como Poisonville, "Ciudad-Veneno".

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Dashiell Hammett son: detective privado, crímenes, violencia, suspenso, asesino en serie, ficción con policías, persecución, mafia, ficción de periodistas, celos, hard boiled, corrupción policial, gángsters.

Frases de Dashiell Hammett

Frases de Cosecha roja Dashiell Hammett

01. Ya en el hotel, me di un baño frío. Me animó mucho, que falta me hacía. A mis cuarenta años podía sustituir el sueño por ginebra, pero no siempre.


02. Si no quieres irte -dijo de vuelta con los vasos llenos-, cógete una buena borrachera y olvídalo todo durante unas horas. Te he echado el doble de ginebra de lo acostumbrado. Te hace falta.


03. Había sido honrado, cabal como una escalera de póquer del as al cinco, hasta que se lió con la bofia. Se convirtió en uno de ellos. Su mujer agotó la paciencia y le abandonó.


04. Yo no sabía, ni me podía imaginar el asunto que tenias entre manos, había venido por casualidad a esta ciudad y te encontré. Viejos amigos, y todo eso que suele decirse, todavía no habían dejado de interrogarme cuando empezó el tiroteo.


05. -Bonito método científico usáis los detectives. Teniendo en cuenta que eres un cuarentón, solterón y cabezota, tienes una manera de trabajar totalmente incoherente. -Hay veces que se debe tener un método -dije-. Pero otras, basta con remover las cosas ocultas. Es un buen sistema... Si eres fuerte para poder mantenerte vivo y tienes los ojos abiertos para ver lo que has estado buscando cuando por fin aparece.


06. ¿Es celosa? -pregunté para atajar sus rugidos-. Si no gritara le oiría mejor. No estoy sordo... ¿Tenía celos? -Sí -dijo sin gritar ahora-, y además es dominante, caprichosa, suspicaz, avara, miserable, ¿Tenía celos? -Sí -dijo sin gritar ahora-, y además es dominante, caprichosa, suspicaz, avara, miserable, desconsiderada, mentirosa, egoísta, es el mismísimo diablo.


07. Todos éramos gentes honradas e inteligentes, hombres adultos que sabían por experiencia que nadie, sea quien sea, puede hacer lo que le dé la gana. Todo el mundo tenía que ceder alguna vez. Para tener lo que uno quería, era preciso dar a los demás lo suyo.


08. Le apunté a un ojo con el cañón de la pistola y dije: -Está consiguiendo que parezcamos un par de payasos. No se mueva mientras me pongo en pie o le hago un boquete en la cabeza, a ver si por ahí le pueden meter un cerebro.


09. Los edificios hacían gala de una arquitectura afectada. Quizá había conocido tiempos mejores. Los altos hornos, con sus chimeneas de ladrillo levantadas al sur frente a una sombría montaña, habían impregnado la antigua pomposidad de una capa de suciedad ocre y de un humo espeso. En consecuencia, sus cuarenta mil habitantes vivían en una ciudad fea, hundida en un valle limitado por dos insípidos montes; las minas contribuían en gran manera a la fealdad general. Perdido entre las nubes negras que salían de las chimeneas de los altos hornos, se veía el cielo.


10. En el Big Ship de Butte oí por primera vez a un minero pelirrojo de nombre Hickey Dewey que llamaba Poisonville a la ciudad de Personville. Tenía la costumbre de convertir las erres en diptongos, así que me importó poco su manera de nombrar la ciudad. Luego volví a oír el mismo nombre de boca de hombres capaces de pronunciar bien la erres. Lo tomé como una muestra más del humor vulgar que anima los retruécanos propios de la jerga de los bajos fondos. Unos años después fui a Personville y comprendí el exacto significado de esta palabra.


11. El vigilante del Banco, un viejecito inofensivo, tomó aire y nos contó lo sucedido: -Al principio no dieron tiempo de reaccionar. Entraron de improviso. Y ¡Qué rápido fue todo! Fueron de ventanilla en ventanilla, llevándoselo todo. No pude reaccionar. Así que pensé: "Está bien, chicos, ahora no tenéis problemas, pero os las vais a ver moradas para salir". Así lo hice, pueden creerlo. Corrí a la puerta persiguiéndoles al tiempo que disparaba mi vieja pistola. A ése de ahí le alcancé cuando intentaba subir al coche. No le di a nadie más porque ya no tenía balas en el cargador, es muy difícil disparar así, de pie en la... Noonan cortó la explicación, y le dio palmaditas en la espalda al viejo inútil, hasta que se cansó. Le dijo: -Muy bien, Muy bien.


12. En la fotografía que ilustraba el reportaje podía verse la imagen de un hombre inteligente, con el cabello rizado, los ojos y la boca sonriente, un hoyuelo en el mentón y corbata a rayas. Su muerte estaba explicada en pocas palabras. Cuatro disparos le habían alcanzado en el estómago, el pecho y la espalda, a las once menos veinte de la noche anterior; murió en el acto. Los disparos provenían del 1.100 de Hurricane Street. Los vecinos que al oír los impactos se asomaron a la ventana vieron el cadáver tendido en la acera. Había un hombre y una mujer inclinados sobre él. La oscuridad de la calle no permitía distinguir nada con claridad. Nadie tuvo tiempo de salir a la calle antes de que el hombre y la mujer se marcharan. Nadie pudo explicar cómo eran. Nadie los vio alejarse. Las seis balas destinadas a Willsson habían salido de una pistola del calibre 32. Dos de ellas habían ido a estrellarse contra la fachada de una casa. La policía estudió la trayectoria de estas balas y dedujo que el tirador debió apostarse en un callejón que desembocaba al otro lado de la calle. Era todo lo que se sabía.


13. El dinero no es el problema. Son los principios.


14. Para tener lo que uno quería, era preciso dar a los demás lo suyo.


15. - ¿Quién le ha matado? -pregunté. El hombre gris se rascó la cabeza y dijo: -Alguien con una pistola.


16. Quien ahorra gana. Yo podría ayudarle a ahorrar dinero y problemas.


17. Me estoy convirtiendo en un ser brutalmente sediento de sangre...


18. Un poco después experimenté una mejoría. Pasó el tiempo mientras bebíamos en un paraíso terrenal de paz y amor.

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