Frases del libro "Carta a un niño que nunca nació" de Oriana Fallaci

Carta a un niño que nunca nació

Disfruta de estas 14 frases de "Carta a un niño que nunca nació"... ¿Es acertado renunciar a su libertad para dar la vida? Para todos aquellos que se enfrentan al dilema de dar la vida o negarla. De una mujer para todas las mujeres.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "Carta a un niño que nunca nació", de Oriana Fallaci son: educar a los hijos, instinto maternal, amor de madre, creer en el amor, amor incondicional, igualdad, verdadera felicidad, libertad de elección, educar para la libertad.

Frases de "Carta a un niño que nunca nació"

01. Tu universo es el huevo dentro del cual flotas, acurrucado y casi desprovisto de peso, desde hace seis semanas y media.


02. Y, sin embargo, o tal vez justamente por esto, ser mujer es fascinante. Constituye una aventura que requiere considerable valentía; un desafío que nunca llega a aburrir.


03. La palabra persona es una palabra estupenda porque no pone límites a un hombre o a una mujer, no traza fronteras entre quien tiene cola y quien no la tiene.


04. Niño, estoy tratando de explicarte que ser un hombre no significa tener una cola delante; significa ser una persona. Y a mí, ante todo, me interesa que tú seas una persona.


05. De amor hablan los curas, los carteles publicitarios, los literatos, los políticos y los que hacen el amor, y en nombre de ese mismo amor hieren, traicionan y matan el alma y el cuerpo.


06. Los enamorados que están lejos uno de otro, se consuelan con las fotografías. Y yo ando siempre con tus fotografías entre las manos. Ya se me ha convertido en una obsesión.


07. Si naces varón confío en que seas un hombre como siempre lo he soñado: dulce con los débiles, feroz con los prepotentes, generoso con quien te quiere, despiadado con quien te manda.


08. Aquí tienes una enésima realidad que por no nacer pierdes la ocasión de descubrir: uno se agota para obtener una riqueza, un amor o una libertad; uno se fatiga para conquistar un derecho que le corresponde y, cuando lo ha obtenido, no se alegra.


09. Por último, tendrás que batirte para demostrar que dentro de tu cuerpo liso y redondeado hay una inteligencia pidiendo a gritos que la escuchen. La maternidad no es un oficio y tampoco un deber, sino un simple derecho entre tantos otros. Te cansaras de gritarlo.


10. Un día, tú y yo tendremos que discutir un poco acerca de este asunto llamado amor. Porque, honradamente, todavía no he comprendido de qué se trata. Tengo la sospecha de que consiste en un gigantesco embrollo inventado para que la gente se quede tranquilita y se distraiga.


11. Anoche supe que existías: una gota de vida que se escapó de la nada. Yo estaba con los ojos abiertos de par en par en la oscuridad y, de pronto, en esa oscuridad, se encendió un relámpago de certeza: sí, ahí estabas. Existías. Fue como sentir en el pecho un disparo de fusil. Se me detuvo el corazón.


12. Lo importante consiste en no cambiar de idea al recordar que los hombres no son árboles; que el sufrimiento de un ser humano supera mil veces el de un árbol porque es consciente; que a ninguno de nosotros le beneficia el convertirse en bosque; que no todas las semillas de los árboles generan nuevos árboles: en su inmensa mayoría se pierden.


13. Podrás emprender muchos caminos si naces mujer. Para empezar, tendrás que batirte para sostener que si Dios existiera bien podría ser una anciana de blanca cabellera o una chica guapa. Luego, tendrás que esforzarte en explicar que el pecado no nació el día en que Eva cogió una manzana: ese día nació una espléndida virtud llamada desobediencia.


14. La frontera que separa a quien tiene cola de quien no la tiene ¡es tan sutil...! En la práctica, se reduce a la capacidad de madurar o no una criatura en el vientre. El corazón y el cerebro no tienen sexo, y tampoco la conducta. Si eres una persona de corazón y cerebro, ten presente que yo, desde luego, no estar entre quienes te animen a que te comportes de un modo o de otro en cuanto varón o mujer. Te pediré tan sólo que explotes bien el milagro de haber nacido, y que no cedas nunca a la cobardía, que es una bestia que está siempre al acecho.

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