
14 frases de Barrio perdido (Quartier perdu) de Patrick Modiano... Un escritor de novelas policíacas regresa a París tras veinte años de ausencia para encontrarse con su editor japonés. Pronto surgen el París de su memoria, los misterios de su pasado y su verdadera identidad.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Patrick Modiano son: secreto de su pasado, búsqueda de la identidad, ficción sobre escritores, recuerdos, ausencia, alcohol, exilio, fantasmas, lucha interior.
Frases de Patrick Modiano Libros de Patrick Modiano
Frases de Barrio perdido Patrick Modiano
01. La circulación era fluida y el coche avanzaba sin que se oyera el ruido del motor.
02. A partir de entonces, nadie podría encerrarme en ningún sitio. Nadie. La vida empezaba para mi.
03. Apareció en el quicio de la puerta. Descalza, con el pelo rubio despeinado. Llevaba un albornoz de felpa blanco.
04. La vida es una sucesión de ciclos... Y de vez en cuando uno regresa a la casilla de salida.
05. Necesitaba un pretexto para regresar a París... Hacía veinte años que no ponía los pies en París.
06. Hay dos clases de personas: los que escriben los libros y aquellos sobre los que se escriben los libros y que no necesitan leerlos. Los viven.
07. Soy como la mayoría de los lectores que se han cruzado con algún escritor en su vida: tan presuntuosos que creemos reconocernos en sus libros...
08. No se preocupe: todos aquellos que fueron testigos de sus inicios en la vida van a ir desapareciendo. Usted era muy joven cuando los conoció, y ellos estaban ya en el ocaso.
09. Hace tanto tiempo que no leo en francés que, de nuevo, la desazón se apodera de mí; una especie de titubeo, como si recuperase retazos de mí mismo tras una larga amnesia.
10. Había que fijarse una meta en la vida. Si no... Yo lo escuchaba distraído. Estaba en esa edad en que los consejos no sirven de nada y las personas que los dan parecen pronunciar frases inútiles.
11. Su rostro, terso a la luz de la lámpara, no aparenta más de treinta años. Un rayo de sol se cuela por una estrecha abertura de las cortinas dibujando una mancha rubia en el borde del albornoz.
12. De nuevo, crucé la hilera de habitaciones con el presentimiento de que nunca más volvería allí, que todo aquello pertenecía ya al pasado. Y mi ansiedad me revelaba otras muchas cosas que no había querido ver.
13. De regreso al hotel, siento en el estómago un nudo de ansiedad: nunca se vuelve al punto de partida. ¿Habrá alguien que aún recuerde mi vida anterior, la de ese joven que vagabundeaba por las calles de París confundiéndose con ellas?
14. Tras la verja, el viento acariciaba las hojas de los castaños, los pisos superiores de la place de l'Alma y la cúspide de la Tour Eiffel, en la otra orilla del Sena. Por aquel entonces, París era una ciudad que se ajustaba a los latidos de mi corazón. Mi vida solo podía inscribirse entre sus calles. Me bastaba con pasearme por París, solo y sin rumbo, para ser feliz.