Frases de Así empieza lo malo

Así empieza lo malo

30 frases de Así empieza lo malo de Javier Marías... Historia íntima de un matrimonio de muchos años, narrada por su joven testigo. Un libro sobre el deseo, como uno de los motores más fuertes en la vida de las personas.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Javier Marías son: objeto del deseo, guerra civil española, matrimonio, lealtad, sobre la impunidad, venganza, improvisación, verdades a medias.

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Frases de Así empieza lo malo Javier Marías

01. Sabré aguardar como aguarda esa luna insistente.


02. La verdad es una categoría que se suspende mientras se vive.


03. ¿Y dónde coloca uno eso, lo que ocurrió y no ocurrió?


04. Las batallas contra nuestra exaltada lengua las perdemos en casi toda ocasión.


05. Veía cine bueno, regular y malo, y de todo sacaba enseñanzas.


06. Cuanto más tarda en hablarse más costoso parece volver a hacerlo.


07. Cuando pasa el tiempo todo lo real adopta un aspecto de ficción.


08. Que yo esté condenado a no averiguarla, no significa que no haya una verdad...


09. A veces las sensaciones hacen desistir, a veces dan ánimos para volverlo a intentar.


10. Me acostumbré a ti rápidamente y te he considerado una extensión mía.


11. Al fin y al cabo, si no le conciernen, pues no sé, no las haga asunto suyo y ya está.


12. La ignorancia no regresa ni siquiera para relatar el periodo en que se gozó o fue víctima de ella.


13. No hay posibilidad de sorpresa ni de enmienda ni improvisación, está cerrada la cuenta y nadie nunca la va a reabrir.


14. Hiciste bien en quererme todos estos años pasados, todos estos años atrás... Seguramente no hayas hecho nunca nada mejor


15. Se siente absorbido, y sufre el espejismo de que la vida verdadera es esa y de que ninguna otra vale la pena.


16. La luna fría que dormita y observa con sólo un párpado entreabierto, se conoce las historias, antes de que acontezcan.


17. La fe es voluble y frágil; se tambalea, se recupera, se fortalece, se resquebraja. Y se pierde. Creer nunca es de fiar.


18. Nunca hay que dejar entrar a nadie, ni un solo día, a menos que esté uno dispuesto a que se quede para siempre.


19. Lo más arduo es renunciar a reírse en compañía, cuando uno ha encontrado con quién y ha decidido convertirse en incondicional de esa persona.


20. Cuando han pasado muchos años, o incluso no tantos, la gente se cuenta los hechos como le conviene y llega a creerse su propia versión, su distorsión.


21. Me abrazó con fuerza, con la confianza con que se abraza a alguien esperado de los viejos tiempos imperfectos pero menos tristes, en los que aún estaban cuantos tenían que estar.


22. Fui víctima de mi ingenuidad, para perderla se requieren muchos más años de los que yo contaba, si es que alguna vez la perdemos del todo los espíritus más confiados.


23. Lo que importó ya no importa o muy poco, y para ese poco hay que hacer un esfuerzo; y aquello que nos desgarró la vida se nos aparece como una niñería, una exageración, una tontería.


24. Siempre hay más vínculo del que creemos, aunque sólo se establezca una noche de farra y lleguemos a olvidarnos del nombre de la persona al cabo del tiempo, y aun de su existencia, y casi del hecho.


25. En realidad todo lo que se cuenta, todo aquello a lo que no se asiste, es sólo rumor, por mucho que venga envuelto en juramentos de decir la verdad. Y no podemos pasarnos la vida prestándole atención, todavía menos obrando con su vaivén.


26. Imponer una historia no da contento a la larga, al final es como si sólo se la contara uno a sí mismo y eso carece de gracia: si no se ve refrendada más que por correligionarios y los acólitos y los temerosos siervos, es como jugar al ajedrez sin rival.


27. A diferencia de las enfermedades y las deudas -las otras dos cosas en español que más se "contraen". Las tres comparten el verbo, como si todas fueran de mal pronóstico o de mal agüero, o trabajosas en todo caso-, para el matrimonio era seguro que no había cura ni remedio ni saldo.


28. De la libertad se puede prescindir. De hecho es lo primero de lo que los ciudadanos con miedo están dispuestos a prescindir. Tanto que a menudo exigen perderla, que se la quiten, no volver a verla ni en pintura, nunca más, y así aclaman a quien va a arrebatársela y después votan por él.


29. Uno sólo debe ocuparse de lo que ha visto y de lo que lo atañe. No puede andar escuchando las historias con que le viene cualquiera ni hacer de juez universal. No puede dedicarse a castigar, ni siquiera con su actitud o retirando la amistad, a quien tal vez haya hecho malo en alguna ocasión. No acabaríamos. No nos dedicaríamos a nada más.


30. Nos afanamos por conquistar las cosas sin pensar, en el ahínco, que jamás estarán seguras, que rara vez perseveran y son siempre susceptibles de pérdida, nada está nunca ganado eternamente, a menudo libramos batallas o urdimos maquinaciones o contamos mentiras, incurrimos en bajezas o cometemos traiciones o propiciamos crímenes sin recordar que lo que obtengamos puede no ser duradero (es un viejísimo defecto de todos, ver como final el presente y olvidar que es transitorio, por fuerza y desesperantemente), y que las batallas y maquinaciones, las mentiras y bajezas y traiciones y crímenes se nos aparecerán como baldíos una vez anulado o agotado su efecto, o aún peor, como superfluos: nada habría sido diferente si nos los hubiéramos ahorrado, cuánto denuedo inservible, qué malgasto y desperdicio.

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