Frases de Yasunari Kawabata - Página 6

01. Se preguntó si era su juventud y su inocencia lo que habían dado tanta intensidad a ese amor. Quizás eso explicara su pasión ciega e insaciable. Cuando en un espasmo mordía el hombro de Oki, ni siguiera advertía la sangre que manaba de la herida. "Lo bello y lo triste" (1965)

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02. Con todo, no podía reprimir los vívidos recuerdos de aquella pasión, su cuerpo se ponía tenso y comenzaba a temblar. Por fin la tensión se aflojaba y una deliciosa sensación de plenitud recorría sus miembros. Su amor del pasado había vuelto a la vida. "Lo bello y lo triste" (1965)

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03. Con el correr del tiempo, el recuerdo de aquel abrazo se fue purificando dentro de Otoko; fue dejando de ser algo físico para convertirse en algo espiritual. Ahora ella ya no era pura y sin duda Oki tampoco lo era. Y sin embargo, su antiguo abrazo, tal como lo veía ahora, parecía puro. Aquel recuerdo -en el que ella intervenía y no intervenía, que parecía real e irreal- era una visión sagrada, una visión sublimada del abrazo de antaño. "Lo bello y lo triste" (1965)

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04. El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo. "Lo bello y lo triste" (1965)

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05. A no ser por la mirada melancólica de sus ojos, nadie habría advertido su tristeza. Y hasta esa ocasional sombra sólo contribuía a acentuar su belleza. "Lo bello y lo triste" (1965)

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06. Siempre recordaré que estuve en tus brazos frente a una antigua sepultura, en una mañana como ésta. Es muy extraño que una tumba cree un recuerdo. "Lo bello y lo triste" (1965)

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07. De todos modos, cumple esta promesa. Regresaremos enseguida. Quisiera estar a solas contigo en el lago por unos minutos. Quiero que nos abramos paso a través de nuestro destino y que flotemos sobre las aguas. El mañana siempre se nos escapa. Vayamos hoy. "Lo bello y lo triste" (1965)

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08. Los bosques desfilaban junto a la ventanilla, desdibujados por una espesa bruma que sugería tibieza. Muy arriba de la bruma, las blancas nubes estaban bañadas en una luz trémula, que parecía ser irradiada por la tierra. Pero a medida que el tren avanzaba, el cielo se despejó en su totalidad. Los rayos de sol penetraban oblicuamente por las ventanillas e iluminaban todo el vagón... Un macizo de bambú exhibía sus hojas amarillentas. Del lado del mar, olas centelleantes se derramaban sobre la playa, contra el fondo negro de un saliente rocoso. "Lo bello y lo triste" (1965)

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09. Era tonto buscar el pezón izquierdo contra la voluntad de la muchacha en el primer encuentro. Oki había preferido explorar los puntos donde ella recibía con más placer sus caricias. Los encontró. Y entonces, justo cuando comenzaba a comportarse con más rudeza, la oyó pronunciar el nombre de Otoko. "Lo bello y lo triste" (1965)

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10. En tiempos de guerra la gente se transforma en toda clase de cosas. El destino de cada cual se enloquece. "Primera nieve en el monte Fuji" (1958)

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11. (...) Así también aparecen hombres que, solos o en compañía de otro hombre, se vuelven mujeres. Estoy seguro de que además de mí hubo otros. "Primera nieve en el monte Fuji" (1958)

+ Frases de Transexual + Pensamientos de "Primera nieve en el monte Fuji"


12. Mientras uno está vivo no hay razón para ponerse a pensar en la tumba que tendrá cuando muera. Pero cuando empiezan a multiplicarse las tumbas de los amigos y conocidos, hay momentos en que la idea nos pasa por la cabeza. "Primera nieve en el monte Fuji" (1958)

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Junichiro Tanizaki Kenzaburo Oe Natsume Soseki Osamu Dazai Yukio Mishima

Yasunari Kawabata

Yasunari Kawabata
  • 11 de junio de 1899
  • Kita-ku, Osaka, Japón
  • 16 de abril de 1972
  • Zushi, Kanagawa, Japón

Escritor, periodista y novelista japonés, autor de "País de nieve" (1937), "Mil grullas" (1952), "El maestro de Go" (1954), "La casa de las bellas durmientes" (1961) y "Lo bello y lo triste" (1965).

Sobre Yasunari Kawabata

Yasunari Kawabata nace en el seno de una familia de clase media integrada por los padres y una hermana mayor, y sus primeros años transcurren en Osaka, la tercera ciudad más grande de Japón.

En 1903 los hermanos Kawabata quedan huérfanos, siendo Yasunari criado por sus abuelos y su hermana por una tía, a quien sólo volvería a ver diez años después, en 1906.

Ese mismo año moriría su abuela (1906), un año después su hermana (1907) y su abuelo en mayo de 1914, quedándose sin parientes a los 15 años de edad, hecho que marcó profundamente su personalidad y lo hizo un solitario empedernido.

Tras finalizar sus estudios secundarios en 1907, se trasladó a Tokio para ingresar en la Universidad Imperial de Tokio, cursando la carrera de Literatura en Lengua Inglesa, y un año después cambia a la de Literatura del Japón.

En 1924 finaliza sus estudios universitarios y participa de varias revistas literarias de la época, entre ellas "Shinjicho" y "Bungei-jidai", debutando como escritor en 1926 con la publicación de "La bailarina de Izu".

Durante la década de 1920, Yasunari Kawabata vivió en el distrito de Asakusa (Taito, Tokio), experimentando con diferentes estilos de escritura hasta 1934, cuando se traslada a Kamakura (prefectura de Kanagawa, región de Kanto sobre la isla de Honshu), donde tras un periodo de vida social muy activa, se volvió extremadamente solitario.

Trabajó como periodista para el periódico "Mainichi Shimbun", uno de los más importantes de Japón durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), aunque se negó a participar en el fervor militarista que abundaba en esa época.

En el periodo de posguerra publicó varias de sus mejores obras, "Mil grullas" (1952), "El rumor de la montaña" (1954), "El maestro de Go" (1954) y "La casa de las bellas durmientes" (1961).

Golpeado por la muerte de su amigo y discípulo Yukio Mishima en 1970 y afectado por la enfermedad de Parkinson, Yasunari Kawabata se suicida en circunstancias que aún no están totalmente claras.

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