121. La clase de aventurero osado y del buscador de publicidad personal puede lograr los titulares y ser un héroe a los ojos del público, pero simplemente no sirve para el alto mando. Por otro lado, la persona metódica, lenta y ritualista es absolutamente inútil en un cargo clave. Debe haber un delicado equilibrio... "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
122. La caída del gran imperio germano en Europa oriental estaba muy avanzada. Alemania había invadido la Unión Soviética en 1941 con la ayuda de más de tres millones de hombres, pero a comienzos de 1944, sus bajas superaban los tres millones y medio, aunque las de los soviéticos multiplicaban por cuatro esta cifra. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
123. El Quemador de Bloques M-76, otra innovación americana utilizada por primera vez en 1944, escupía gel incendiario a grandes chorros ardientes. Un estudio del ejército de los EE. UU. Concluyó que "es muy probable que las bombas aéreas incendiarias causaran tanta muerte y destrucción como cualquier otra arma utilizada en la Segunda Guerra Mundial". "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
124. El manifiesto de Jefferson, grabado en mármol, resumía perfectamente el sentimiento que animaba a los hombres que iban a reunirse a partir del día siguiente para buscar un sendero que los condujera al final de la guerra: "He jurado sobre el altar de Dios hostilidad eterna a cualquier forma de tiranía sobre la mente humana". "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
125. El radar solía detectar los lanzamientos de V-2 desde los Países Bajos, pero las sirenas de alarma resultaron ineficaces, solo las autoridades de transporte tenían un minuto o dos tras la notificación para cerrar las compuertas del metro bajo el Támesis. "Uno simplemente paseaba despreocupado hasta que le caía la bomba", dijo un testigo. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
126. Las veintisiete presuntas baterías de artillería enemiga que habían sido localizadas por los fogonazos o por el reconocimiento aéreo recibieron una esmerada atención: cada batería hostil fue batida en tres ocasiones con concentraciones de fuego de al menos 32 cañones. El efecto fue "un tejado de bombas...Destruyendo a todo bicho viviente que se moviera". "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
127. El misterioso cuartel general resultó una decepción: construido dentro de enormes túneles subterráneos en 1938, con central telefónica, despachos enmoquetados, lavabos con cisterna y un cine, el complejo nunca había sido utilizado. Himmler había planeado remodelar el complejo como lugar de retiro para Hitler y regalárselo al Führer el 20 de abril para su quincuagésimo sexto aniversario. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
128. Eisenhower veía "otras cosas invalorables por las que luchamos". "Me parece a mí [escribió a principios de abril] que en ninguna otra guerra en la historia han estado las cosas tan claras entre las fuerzas de la opresión arbitraria por un lado, y por otro, aquellos conceptos de libertad y dignidad con que hemos levantado nuestra gran Democracia...Tengo la sensación de ser un cruzado en esta guerra". "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
129. La esperanza de inutilizar la industria aeronáutica alemana no quedó satisfecha, y en el año 1944, los aviones de la Luftwaffe seguían saliendo de las plantas de producción alemanas, más que en cualquier otro año de la guerra, aunque a expensas de la producción de bombas. Las factorías se dispersaron bajo tierra y se ocultaron en bosques remotos; sin embargo, el daño causado fue severo. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
130. El botín de Göring resultó especialmente colosal y variado, amontonado casi todo en un almacén con una inmensa cámara acorazada en el interior: dieciocho mil botellas de vino y licor; cinco mil cámaras Minox del tamaño de un mechero; dos docenas de maletas repletas de ropa interior de mujer; un impresionante escondrijo de películas pornográficas; y un sedán Mercedes a prueba de balas para catorce pasajeros. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
131. En el mes de marzo, la fuerza aérea aliada que despegaba de Inglaterra perdía veinte bombarderos al día, y otros tres mil bombarderos del VIII Ejército del Aire sufrieron daños ese mismo mes. La decisión de casi diecinueve tripulaciones estadounidenses en marzo y abril de volar hacia países neutrales, en general Suecia y Suiza, donde serían internados hasta el final del conflicto, puso de manifiesto los problemas de conciencia. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
132. Tales términos se amoldaban a la realidad de esta guerra, dijo Roosevelt. "La eliminación total del poderío bélico japonés y alemán significa la rendición incondicional de Japón y Alemania". Echó una mirada a sus papeles. "No significa la eliminación de las poblaciones de Alemania, Japón e Italia, pero quiere decir la destrucción de las filosofías de dichos países basadas en la conquista y la opresión de otros pueblos". "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
133. El capitán Keith Douglas, veterano británico del norte de África y probablemente la voz poética más incisiva de la Segunda Guerra Mundial, había escrito sobre el hecho de acabar con la vida de soldados enemigos: "Cuán fácil es crear un fantasma". Y cuán fácil era convertirse en un fantasma: Douglas cayó al sur de Bayeux, herido de muerte por un fragmento de mortero tan pequeño que su cuerpo parecía incólume. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
134. En la primera mitad de 1944, las cifras de bajas en combate por cada 1000 tripulantes de bombarderos tras servir seis meses en combate incluían 712 muertos o desaparecidos y 175 heridos: el 89%. Según cálculos, apenas uno de cada cuatro aviadores estadounidenses completaba veinticuatro misiones sobre Alemania, una cuota mínima que no tardó en aumentar a treinta y después a treinta y cinco teniendo en cuenta que la liberación de Francia y Bélgica y la atenuación de la potencia aérea alemana hacían los vuelos menos letales. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
135. "Cuando llegas a altos cargos en el ejército", había escrito recientemente Eisenhower a su hijo John, un cadete en West Point, "este negocio de la guerra ya no es salir y enseñar a disparar a los soldados o a arrastrarse por un matorral o a cavar una trinchera; es en parte política, en parte hablar en público, en parte escribir y en parte relaciones sociales... Una persona normal sólo desea echarse en una hamaca bajo la sombra de un árbol y leer unas cuantas revistas de aventuras". "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
136. Dado que las probabilidades de derribar un V-2 con fuego antiaéreo eran de una entre mil, el engaño tenía que bastar como contramedida. La falsa inteligencia del lugar donde impactaban las Big Ben, proporcionada aquel otoño a los alemanes a través de agentes controlados por la contrainteligencia británica, convenció a los bombarderos de que estaban fallando el blanco y pasaban de largo del centro de Londres. El punto de impacto se desplazó hacia el este, un cambio que al final de la guerra se estimó que había salvado 1300 vidas británicas, 10000 heridos y 23000 casas. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
137. El Departamento de Guerra de los Estados Unidos había incluso barajado la idea de abrir un túnel por debajo del lecho del mar: un estudio minucioso calificó el proyecto de "factible" si se disponía de un año de tiempo y de quince mil hombres para excavar la galería y extraer cincuenta y cinco mil toneladas de tierra. Los expertos más preclaros cuestionaron sus complejidades "estratégicas y funcionales", como, por ejemplo, la probabilidad de que todo el VII Ejército alemán estuviera allí esperando a que asomara la cabeza el primer excavador. El estudio fue archivado. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
138. Los elogios que le habían dedicado Roosevelt y Churchill en Casablanca no habían sido demasiado efusivos, y él se sentía poco apreciado. "Su trabajo y su liderazgo se dan por descontado", escribió Butcher el 17 de enero. La "falta de palabras de agradecimiento del presidente y del primer ministro mostró que los dos prestaban atención a los avatares políticos". Harry Hopkins le dijo a Butcher en Casablanca que la toma de Túnez probaría que Eisenhower "es uno de los mejores generales del mundo", pero sin esa victoria su futuro era incierto. "Así es la vida de los generales", recapacitó Butcher. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
139. Como los V-1, los V-2, apodados Big Ben, tuvieron poco impacto militar: según estimaciones oficiales alemanas el esfuerzo invertido por Berlín en las armas V fue más o menos equivalente al dedicado a producir 24000 aviones de caza. Es más, el cohete V-2, cien veces más caro de fabricar que el V-1, resultó menos efectivo que la bomba volante como arma de terror. Una de las razones era sobre todo la inutilidad de defenderse contra un misil que surca los cielos a 5 mach. Puesto que no proporcionaban protección alguna, ni las baterías antiaéreas aliadas ni los escuadrones de cazas se vieron amenazados como había ocurrido durante los ataques de los V-1. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
140. (...) La propaganda intentaba hacer lo mismo. Los folletos cubrían la cabeza de playa igual que hacían las cenizas del Vesubio...Consistía en un glosario de frases relativas a la rendición que podrían ser útiles a los alemanes, por ejemplo, "¿Dónde está el agua caliente?", o "Un poco más de café, por favor". Los propagandistas alemanes respondieron con sus propias barricadas de papel...La serie "Abe Levy" mostraba a un contratista judío en Estados Unidos agrediendo sexualmente a la novia de un soldado herido; otro folleto, destinado a las unidades británicas, mostraba a una inglesa escasa de ropa poniéndose las medias y a un soldado estadounidense anudándose la corbata. "¿Qué ocurre en casa mientras tú estás fuera? . "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
141. (...) La guerra no era sólo una campaña militar, sino también una parábola. Había lecciones que hablaban de camaradería, de sentido del deber y de la inescrutabilidad del destino. Había también lecciones que hablaban del honor y el valor, de compasión y sacrificio. Y estaba luego la lección más triste de todas, la que se aprendería una y otra vez durante las siguientes semanas luchando por toda Sicilia, y durante los meses venideros luchando para encontrar otra vez la vía hacia un mundo en paz, la que enseña que la guerra corrompe, corroe el alma y empaña el espíritu, la que enseña que incluso lo excelente y lo superior puede mancillarse, y que ningún corazón puede permanecer inmaculado. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson