91. Todo lo que podíamos hacer era tocar y sentir al hombre que teníamos al lado. La oscuridad que nos rodeaba era tal, que parecía ser de noche, y sentíamos en la boca el sabor de la tierra quemada. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
92. "El soldado árabe sólo está interesado en tres cosas: mujeres, caballos y armas", dijo un oficial francés a un coronel estadounidense, que le contestó: "el soldado norteamericano es igual, excepto en que le dan igual los caballos y las armas". "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
93. La guerra y todo lo que la guerra conlleva, la nobleza, la maldad y el inconmensurable dolor, sin duda seguirá viviendo después de que el último viejo soldado repose en su tumba. Que la tierra le sea ligera sobre los huesos. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
94. El norte de África es donde empezó a notarse el tremendo peso del poderío industrial de Estados Unidos, donde la fuerza bruta emergió como la principal característica del arsenal aliado, aunque no, como sugieren algunos historiadores, como su único elemento redimible. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
95. Las tornas habían cambiado, y en aquellos momentos predominaba el rojo de la Unión Soviética: las campañas soviéticas para reconquistar Crimea, Ucrania occidental y la región comprendida entre Leningrado y Estonia mermaban las fuerzas de los alemanes. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
96. El público no tenía que saber que solo el ejército de los EE. UU. Hospitalizó a 929000 hombres por razones "neuropsiquiátricas" en la Segunda Guerra Mundial, y una de cada cuatro admisiones se produjo durante el crudo otoño de 1944. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
97. Había ancladas barcas de pesca con potentes motores junto a la ribera y redes puestas a secar sobre las bordas. Nidos de cigüeña, intrincadamente enredados y grandes como una cama regia, coronaban los postes eléctricos a lo largo del camino. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
98. (...) Sostuvo que el poder ofensivo de Japón se había debilitado y que la derrota de Tokio era segura si Alemania se rendía; pero si se permitía que los alemanes derrotasen a los soviéticos, el Tercer Reich podía volverse impenetrable. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
99. Los soldados norteamericanos que esa mañana sitiaban Orán de este a oeste no sabían más que lo percibido por sus cinco sentidos, menos las medias verdades, las mentiras y los honestos errores propagados por los rumores en cualquier campo de batalla. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
100. Fischer y su 10.a división Panzer no tenían ninguna intención de detenerse. Presintiendo la fragilidad del comando de combate B, los alemanes atacaron en un frente de kilómetro y medio durante la fría y clara mañana del 6 de diciembre. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
101. La superioridad de las fuerzas aéreas y navales de los Aliados, así como la de su artillería, junto con el peso conjunto de sus ejércitos acorraló y aplastó a las fuerzas del Eje, que se rendirían formalmente el jueves 13 de mayo. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
102. El 25 de abril los bombarderos de la RAF habían enturbiado aquel pequeño mundo dorado con una incursión punitiva que dejó muy maltrechas las casas de Bormann y Göring, junto con la de Hitler y un barracón adyacente de las SS. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
103. Las cartas finalmente llegaron a algunas tropas, muchos hacía más de dos meses que no recibían nada, y los paquetes de Navidad entrañaban una cierta incomprensión de la vida en el frente: albornoces, pantuflas y discos fonográficos eran especialmente populares. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
104. En Sicilia quedó patente una verdad de perogrullo que seguiría siendo válida hasta el final de la guerra veintidós meses después: en ningún campo de batalla dictó la topografía el resultado de los combates tanto como en la Italia vertical. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
105. Los fogonazos de los cañones iluminaban el lugar con una danzarina luz amarilla, y los proyectiles, elevándose a un ritmo de quinientos o seiscientos por minuto, explotaban pocos segundos después en la ladera de enfrente como la florescencia de un campo de tulipanes rojos. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
106. "Si no obtienen el éxito, no quiero verlos con vida", avisaba. "No veo razón alguna para sobrevivir a una derrota y estoy seguro de que si todos ustedes entran en batalla con igual resolución, triunfaremos, tendremos larga vida y hasta ganaremos un poco de gloria". "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
107. Un tren entero con tres locomotoras y cuarenta vagones llenos de cigarrillos y otras mercancías del economato militar desapareció sin dejar rastro durante un viaje desde Normandía a París, a pesar de una prolongada búsqueda por parte de agentes en aviones de reconocimiento. "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
108. Por lo que podía ver, reinaba el caos en toda la playa. Las lanchas de desembarco llegaban sobre el fuerte oleaje y arrojaban hombres y equipo al agua. Los hombres no sabían adónde ir y gritaban el nombre de sus unidades insultándose entre sí. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
109. Como en las primeras batallas de virtualmente todas las guerras estadounidenses, al principio la campaña reveló una nación y un ejército carentes de preparación para luchar e inseguros de su capacidad bélica, pero lo bastante predispuestos e ingeniosos como para prevalecer a la larga. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
110. Los norteamericanos eran en cierto modo más novatos en el juego de las expediciones, pero tanto yanquis como tommies coincidían en que, como aseguraba una historia oficial británica, "las invasiones desde el mar, según reconocían los profesionales, debían ser jugadas a todo o nada". "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
111. Un artillero confundido y aterrorizado disparó su carga de calibre .50 contra una de sus propias secciones. Poco después los muertos yacían como arenques en una lata. Hubo un solo superviviente. Los Panzers atacaron el flanco derecho aplastando a los soldados en las zanjas e hiriendo mortalmente a un comandante. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
112. Todas las carreteras y todos los caminos de cabras estaban minados; los soldados, como si fueran adornos del capó, se subían al parachoques delantero de sus vehículos, que avanzaban a paso de tortuga, e iban examinando el camino por si descubrían alguna alteración que pudiera resultar reveladora. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
113. Y aunque las fuerzas aéreas aliadas seguían siendo superiores en cantidad y en calidad, la Luftwaffe, que realizaría cuatrocientas cincuenta salidas para atacar la cabeza de playa los días 10 y 11 de septiembre, haría gala ahora de una belicosidad que no se había visto en Sicilia. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
114. Al atardecer del martes los comandantes alemanes informaban que durante el día resultaba "prácticamente imposible" cualquier movimiento sin atraer a la baterías aliadas, la artillería naval, las bombas, las ráfagas de mortero o el fuego de los tanques, y a veces los cinco a la vez. "El día de la batalla" (2007), Rick Atkinson
115. A las 20:30 el general galo embarcó a regañadientes en La Combattante, convencido de que "Francia viviría, pues ella era capaz de superar su sufrimiento", mientras en privado se preguntaba: "¿Cómo puede esperarse que uno gobierne un país que tiene doscientos cuarenta y seis tipos distintos de queso?". "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
116. El norte de África estableció las pautas y el diseño bélico de los dos años siguientes, incluida la tensión entre la unión y la desunión de los aliados. Allí se llevaron a cabo las primeras pruebas sustanciales del poderío militar aliado contra las tropas alemanas. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
Aliados (Segunda Guerra Mundial)
117. Los artilleros alemanes esperaron a que los Shermans, de cinco en fondo, estuvieran a 500 metros de distancia. Quince minutos más tarde ardían todos los Shermans y la mayoría de los General Lees. "Las bombas atravesaban el trigo a los dos lados", escribió más tarde el teniente Philip G. Walker. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
118. La cortina de fuego más intensa jamás vista en África dio comienzo con ráfagas de blancas llamaradas a las tres del 6 de mayo. Más de 400 cañones de la Artillería Real dispararon al unísono contra objetivos en la carretera 5, a ocho kilómetros al sur del río Medjerda. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson
119. "No puedo soportar más esta lucha porque se está llevando lo mejor de mí", escribió un soldado de infantería a su familia. "He estado tratando de ocultar a mis hombres este asunto de los nervios, pero estoy seguro de que se han dado cuenta porque yo lo he notado en algunos de ellos". "Los cañones del atardecer" (2013), Rick Atkinson
120. Los marineros franceses reunieron a los supervivientes. Los heridos graves, gimiendo y ensangrentados, fueron trasladados en camiones y ambulancias. Los otros tuvieron que caminar. Descalzos o en zapatillas, sólo en calzoncillos y cubiertos de petróleo, se arrastraron tres kilómetros bajo una llovizna gris por las calles de Orán hasta una prisión militar. "Un ejército al amanecer" (2002), Rick Atkinson