01. A los 14 años iba por los hospitales a tocar guitarra para los niñitos, me metí en un instituto de Maracaibo para niños con síndrome de Down. A las 4:30 de la tarde llegaba con mi guitarra y me pasaba horas cantándoles. Por ese lado Dios me fue encaminando hacia la sensibilidad por el prójimo.
02. Siento que sueno más para el hombre que para la mujer misma. Canto para darle frases y alternativas al hombre que intenta enamorar a su pareja. Creo que cuando las mujeres oyen lo que escribo precisamente no piensan en mí como cantante, sino en lo que les gustaría escuchar de la voz de la persona que aman.
03. Lo más preciado que conservo a lo largo de todos estos años es la experiencia de saberme querido y vigente. La única causa para que esto suceda es que Dios está ahí conmigo todo el tiempo, ayudándome, avivándome, manteniéndome con la llama encendida para que siga haciendo todo con vitalidad y con mucha alegría.
04. Como persona estoy entrando en un umbral, de pasar una especie de arco imaginario donde las cosas van a otra dimensión, dándole importancia y valor a situaciones o momentos que antes pasaban desapercibidos. Tengo mala memoria y la piel más sensible, ciertas cosas me tocan mucho mas hoy. En ocasiones me desmorono tarde en la noche cuando el día ha sido aterrador, por fortuna tengo quien recoja mis pedazos.
05. No soy un estudioso del amor, pero sí un creativo: en su nombre he escrito infinidad de historias. Y no creo que el amor como tal haya cambiado. Los que cambiaron son los tiempos y las modas. Hay maneras diferentes de respirarlo. Ahora lo demostramos a través de un fax o de una llamada telefónica y antes se escribían cartas con pluma de pájaros. Hoy para dar un mensaje de amor, atravesamos la carretera cibernética. Nuestros abuelos agarraban un barco y el amor olía a velas y mar.