01. Cuando se es joven, es fácil sentirse molesto y protestar por muchas cosas, pero luego uno se da cuenta de que si uno logra controlarse causa menos problemas.
02. Espero que hayáis aprendido la lección y que a partir de ahora cambiéis. Por mucho que os intentéis justificar mediante palabras y engaños, al final la justicia no perdona.
03. Por supuesto que está bien que cumplas con tu deber -continuó Camisarroja-. Pero si no eres consciente de que otras personas pueden tener mala intención, caerás en sus trampas.
04. Pero les juro que los humanos no se saldrán con la suya eternamente. Tenemos que ser pacientes. Llegará un día, y espero que no tarde mucho, en que los gatos dominaremos el mundo.
05. Si el dinero, la autoridad o el intelecto pudieran comprar los corazones de la gente, las personas más queridas serían los prestamistas, los policías o los profesores de universidad.
06. En aquellos tiempos yo no tenía la menor idea de lo que quería hacer con mi vida. Pero como Kiyo no hacía más que insistir en que si me lo proponía llegaría a ser alguien importante, me lo acabé creyendo.
07. La verdad es que no hay nada tan engañoso como la naturaleza humana. Juzgándola solo por su apariencia, era difícil de creer que algo tan bello pudiera ser a la vez tan cruel. (...) No puede uno fiarse de las apariencias.
08. "El verdadero rico es aquél que no ama las riquezas" -dijo Dokusen como si él fuera el único depositario de toda iluminación-. A menos que se reflexione sobre estas cuestiones, uno deberá enfrentarse a grandes sufrimientos.
09. Vaya, pues sí que viven bien los maestros. Si fuera humano me gustaría ser como él, maestro de escuela. Uno puede dormirse cuando quiere y, aun así, siguen considerándote un buen maestro. Así que no le veo yo problema a ser maestro y gato a la vez.
10. No es cierto que los gatos nunca se rían. Los seres humanos se equivocan al pensar que son las únicas criaturas capaces de hacerlo. Cuando me río, los orificios nasales se me ponen triangulares y la nuez me tiembla. Pero mis amos parecen no darse cuenta.
11. He de confesarte que, desde mis días de estudiante, no he sentido ninguna simpatía por los hombres de negocios. No hacen nada si no hay dinero de por medio. A mi entender, son lo que se solía llamar antiguamente, en los buenos tiempos, la escoria de la sociedad.
+ Frases de Hombres de negocios
12. El director me dijo que tenía que convertirme en un modelo para los estudiantes y que debía, por tanto, comportarme en consonancia. También me dijo que un verdadero pedagogo es aquel que no solo imparte conocimientos sino que ejerce una influencia moral positiva en sus alumnos.