01. Lo divino es la causa de Dios; lo humano, la causa del hombre. Mi causa no es divina ni humana, no es ni lo verdadero, ni lo bueno, ni lo justo, ni lo libre, es lo mío, no es general, sino única, como yo soy único.
02. Si el arte constituye el objeto y si la religión vive solamente por la secuencia a este objeto, la filosofía se distingue muy claramente tanto de uno como de otra. Esta última no se opone a un objeto a la manera de la religión, ni crea uno, a la manera del arte. Al respirar la libertad, por el contrario, amplía su mano destructora tanto contra la constitución del objeto, como contra la propia objetividad.
03. En realidad, el amor no es más que una cuestión de entendimiento y eso en nada menosprecia su título de asunto del corazón.
04. La determinación de sí mismo sigue siendo dependiente del otro: es simultáneamente determinación por el otro y pasión: el amante se deja determinar por su amor.
05. Vencer o ser vencido, no hay otra alternativa. El vencedor será el amo y el vencido será el esclavo: aquél gozará de la soberanía y de los derechos del señor; éste cumplirá con veneración y respeto sus deberes de súbdito.
06. ¿Eres pensador antes de haber pensado? Sólo por el hecho de crear tu primer pensamiento, creas en ti el pensador, porque no piensas en tanto que no has tenido un pensamiento.
07. Los ateos se ríen de ese ser superior al que se rinde culto bajo el nombre de ser supremo y reducen a polvo, una tras otra, todas las pruebas de su existencia, sin notar que ellos mismos obedecen así a su necesidad de un ser superior y que no destruyen al antiguo sino para dejar lugar a otro nuevo.
08. Sea cada cual a los ojos de los demás un trabajador. Quien ejecuta una tarea útil no es inferior a nadie.
09. ¿Queréis el trabajo? Perfectamente, nosotros lo queremos también, pero lo queremos integral. No buscamos un medio de tener descansos, sino pretendemos hallar en él plena satisfacción. Deseamos el trabajo porque él es nuestra autor realización.
10. Nadie puede encadenar mi voluntad, y yo siempre seré libre de rebelarme.
11. El poder del estado emplea la fuerza, el individuo no debe hacerlo. En manos del estado la fuerza se llama derecho, en manos del individuo recibirá el nombre de crimen.
12. El poder y la fuerza sólo existen en mí, que soy el poderoso y el fuerte.