01. El silencio eres tú: cuerpo de piedra.
02. No son recuerdos, que es vida, y verdadero el diálogo que contigo tengo, madre, cuando aquí nos encontramos.
03. Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida.
04. No estás tan sola sin mí. Mi soledad te acompaña. Yo desterrado, tú ausente. ¿Quién de los dos tiene patria?
05. Déjame que sea tu noche, que enturbie tu transparencia. ¡Déjame ver tu hermosura!
06. Le has dado a mi semblante sin saberlo una luz interior que me hace fuerte, para vencer mayores soledades.
07. Tuvo mi amor la forma de tu vida.
08. Ser tuyo es renacerme porque logras borrar, hundir, que se retiren todos los espejos, los muros de mi alma.
09. Tengo yo la entrada de tus recuerdos, quietos, encerrados en mis caricias: forma de tu vida.
10. ¡Qué música del tacto las caricias contigo! ¡Qué acordes tan profundos! ¡Qué escalas de ternuras, de durezas, de goces!
11. Desde entonces los caminos que conducen a tu alma no quieres que estén desiertos. ¡Cuántas flechas, peces, pájaros, cuántas caricias y besos!
12. En mis labios los recuerdos. En tus ojos la esperanza. No estoy tan solo sin ti. Tu soledad me acompaña.