01. ¡Cómo brillaba, cuán inexorable brillaba aquella luna de la eternidad!
02. El beso de mi amor, de todo mi amor, te muerde, mi alma hasta la agonía.
03. La noche...Tus ojos...Un poco de Schumann...Y mis manos llenas de tu corazón.
04. El mundo, mi mundo, está bajo tus pies, mi ángel, mi princesa, mi amada inmortal.
05. Sed, pues, conscientes poseedores de la fuerza bendita que lleváis dentro de vosotros mismos.
06. Hada fiel que mi dicha con sus hechizos forja, es moneda en mi alforja y en mi ruleta es ficha.
07. Aspirad, pues, a desarrollar, en lo posible, no un sólo aspecto, sino la plenitud de vuestro ser.
08. Todo el jardín cantaba para ti, perfumaba, florecía, loco de lirios que ansiaban derramarse a tus pies.
09. No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido.
10. Esa mujer es la luna, que en azar de amable guerra, va arrastrando por la tierra mi esperanza y mi fortuna.
11. Mi reinita adorada que tan deliciosamente sabe hacerme sufrir. Porque sabrás que la crueldad de tu amor es y será mi delicia más intensa.
12. Les prendas del espíritu joven -el entusiasmo y la esperanza- corresponden en las armonías de la historia y la naturaleza al movimiento y a la luz.