01. El hombre gordo (que, vuelvo a repetirlo, en esa época estaba más delgado que nunca por el exceso de trabajo), al recibir el formulario de inscripción, sin embargo, recordó una palabra latina de las que había aprendido en el primer curso de la universidad: morí, que podía relacionarse tanto con la muerte como con la vida carente de inteligencia de un vegetal, pues significa "bosque" en japonés, y bautizó a su hijo con este nombre. "Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura" (1969)
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02. El hombre gordo había llegado a la conclusión de que era para que su hijo captara el placer de comer en toda su autenticidad a través del gozo experimentado por un padre en lo más íntimo de su ser, un placer y un gozo que el niño le hacía sentir a su vez gracias a la misteriosa simbiosis que parecía existir entre los dos. Pero después de su experiencia justo al borde del estanque de los osos no puso el mismo fervor que antes en detectar con su lengua los pedazos de cartílago y en analizarlos con minuciosidad; y mientras su hijo ingería, como de costumbre, sus tallarines en silencio a su lado, ya no le resultó tan evidente que el apetito con que comía el niño le provocara gozosas repercusiones en lo más íntimo de su propio ser a él. "Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura" (1969)
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03. (...) Había abrigado el presentimiento -por una dialéctica afín a la de los sueños- de que su deseo no llevaba camino de realizarse, pero -al mismo tiempo- de que con toda certeza se realizaría. "Salto mortal" (1999)
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04. Un salvador de la humanidad, antes de cumplir las profecías que se han hecho -es decir: antes de asumir la labor de liberar a este mundo caído, y de conducir a su pueblo directamente a un plano sobrenatural-, tiene que bajar una vez a los infiernos. Todo va ligado a esa manera de pensar. Pues antes del Salto Mortal esa gente nos estaba llamando Salvador y Profeta... "Salto mortal" (1999)
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05. Profesor, ¿Es usted homosexual? A veces me he preguntado si no estaría usted preparando una relación conmigo de ese tipo, y, suponiendo que con esa intención me hubiera tratado tan amablemente, acabaríamos llegando a las manos de mala manera, zurrándole yo bien por mi parte. Pero ya no tengo esas ideas tan hostiles. Y como hoy es el último día, si quiere hacer algo conmigo en la línea homosexual, no por eso voy a guardarle rencor... esto es lo que he pensado; y aquí tiene mi cuerpo, tal como usted me ve... Kizu sintió que de súbito lo invadía una conmoción equivalente a la del viejo dicho del país: "un lamento que te destroza las entrañas". Se puso de pie. Ante ese movimiento suya, el joven, que estaba en pie protegiendo sus genitales con ambas manos, se vio aún más movido a la actitud de autodefensa; y esto a su vez hirió a Kizu en su orgullo. Kizu logró lanzar esta voz desde su garganta reseca: - ¡No hay nada de eso! Ni yo sé nada, ni tengo práctica de amar a los de mi mismo sexo. Sin embargo, y hablando de tu cuerpo, es verdaderamente de una gran belleza, y yo he venido experimentando cierto movimiento de atracción por él. No es que tenga plan alguno en perspectiva, pero aunque sea lastimoso confesarlo, desde el fondo de mí mismo estaba esperando algo. Quizás sea porque estoy en esa época crítica de la vida. Y eso viene a ser todo. "Salto mortal" (1999)