01. El pensamiento creativo es pensar productivamente. Al enfrentarnos con un dilema, preguntarnos primero cuántas formas distintas hay de mirar ese problema, cuántas formas de repensarlo, de resolverlo, en lugar de preguntarnos qué hemos aprendido para solucionarlo. La idea es tratar de llegar a diferentes respuestas, muchas de las cuales quizá sean muy poco convencionales y algunas, posiblemente, únicas.
02. Los estados de disfrute, de placer, de felicidad impactan cien por ciento altamente positivo en la creatividad. Los estudios muestran que el estar bien donde uno está, contento con su pareja, te permite tener muchas más ideas. Con ansiedad, estrés, angustia, menos. Hay que tener en cuenta que la creatividad no es tener la idea perfecta sino que es tener muchas ideas y en ese volumen una puede estar buenísima.
03. Uno de los grandes conceptos de la neurociencia sobre el cambio real de los humanos es que tu cerebro cambia si vos te das cuenta solo de las cosas, es lo que se llama el inside o revelación. Ejemplo: viene tu hijo de 7 años y te pide que lo ayudes con la tarea. Si se la hacés, tu hijo no cambió, quizá aprendió de memoria, pero necesita la famosa "se tiene que dar cuenta solo". Cuando eso pasa quizá la solución es mala, pero existió la posibilidad de que tu cerebro cambiara.
04. Lo que sucede con la neurociencia es que se empieza a tocar mucho con cosas de las religiones, la espiritualidad y la autoayuda, sobre todo el budismo. Hay un montón de cosas que uno hace, como ejercicios de respiración, poner la espalda derecha para bajar el estrés, tratar de entender qué es lo que te está pasando y ponerle una palabrita; esas son cosas que las encontrás en distintas filosofías, sobre todo orientales, y rozan o se superponen con la autoayuda. No tiene nada de malo; es autoayuda con base científica.
05. (...) La dificultad es que la gente se autocensura: Esto no va a funcionar, esto es muy caro, mi jefe no va a querer. Cuando vas a expresar una idea primero aparece un filtro que es el de la cultura, la experiencia y la certeza. Si vos sentís por tu experiencia que esto no va a andar porque es caro, porque se te van a reír, porque genera mucha incertidumbre, porque la cultura del país o de la organización no va con eso, te callás y ése es el gran problema: no hay que callarse.
06. El cerebro, fundamentalmente, se formó con un alto componente de entropía: cuando se terminó de formar, hace cien mil años, que fue en la Sabana africana, había muchísimos peligros, depredadores, por ejemplo. Para poder zafar de una situación así había que salir corriendo, atacar y defenderse. Ese backup de energía por las dudas es el que permitió a la especie sobrevivir. Entonces, por un lado es por eso que queremos desenchufar un rato, estar tranquilos en el sillón. Pero también somos lo que somos como especie porque somos curiosos, porque vamos a ver, a que nos duela, a que nos golpeen.
07. En general, los empleados tienen ideas fuera del trabajo: en el auto, en el colectivo, en la cancha, en la ducha... Entonces lo que hace es tratar de comprometer a la gente para que esas ideas que se les ocurren fuera del trabajo las lleven luego dentro del ámbito laboral. Por ende, la innovación y la creatividad de las empresas ocurren con empleados muy comprometidos con la organización. El desafío grande de recursos humanos para innovar es comprometer a la gente con la organización y eso se logra cuando la misma organización es generosa con sus empleados a través de buenos sueldos, buenas vacaciones, seguro médicos, espacios para trabajar, etc. Es muy difícil innovar y ser creativo en organizaciones muy "duras" e exigentes con los empleados.
08. (...) No obstante, otra fuerza mucho más primitiva y poderosa que la creatividad también tuvo un rol mayor en nuestra supervivencia: la entropía. Conservar nuestra energía. Esto ocurre fundamentalmente cuando no tenemos demandas externas. Allí, la entropía juega un rol preponderante en el control de nuestro cuerpo y mente. Esta gran necesidad de conservación de la energía es tan poderosa que cuando tenemos tiempo libre lo relacionamos de inmediato con el descanso. Ir al parque a caminar, mirar una película, leer un libro o sólo contemplar el techo. Poner piloto automático. No gastar energía. Es como si los humanos, entonces, estuviésemos tironeados por dos instrucciones programadas opuestas del cerebro: por un lado, el menor esfuerzo imperativo (entropía) y, por el otro, la exploración y búsqueda de lo nuevo (creatividad).