01. Tengo valor para morir, pero no para sufrir en vano.
02. ¡Cómo se olvidan en esos momentos los sinsabores pasados!
03. ¿Por qué, Enrique, no les volverás a ver? Esto depende de ti.
04. No he de adornar con palabras superfluas una grandeza tan manifiesta.
05. Me acordé del consejo de mi padre: "¿Has obrado mal? Pues pide perdón".
06. No te reprendo, hijo mío. No te duermes por pereza, sino por cansancio.
07. Pero no hay alegría duradera ante ciertos aspectos siniestros de la naturaleza.
08. ¡Adiós! ¡Adiós para siempre, mi buena amiga, dulce y triste recuerdo de mi infancia!
09. En los campos de batalla, un rayo; en los sentimientos, un niño; en los sufrimientos, un santo.
10. Aquí tienes a este compañero de tu hijo, que no es solamente un buen muchacho, sino todo un gentil hombre.
11. Pero pensaba en lo que me aconsejaba mi padre: "Si te ofenden, defiéndete; pero sin llegar nunca a pelearte".
12. El viaje se hacía interminable: mar y cielo, cielo y mar, hoy como ayer y mañana como hoy, siempre, eternamente.