01. ¡Ay! Yo en su fuego me consumo y ardo, y en alta voz mi labio la proclama de las gracias deidad, reina de amores.
02. Pues lo que ha visto la abruma, y la aterra lo que sabe, que hay vistas, que son peligros, y aciertos que muerte valen.
03. Y, conservando el natural decoro, gira y su falda con recato vuela, vale más el listón de su chinela que del rico Perú las minas de oro.
04. Ojos divinos, luz del alma mía, por la primera vez os vi enojados; ¡y antes viera los cielos desplomados, o abierta ante mis pies la tierra fría!
05. ¡Qué linda se muestra si a dulces caricias afable responde con blanda sonrisa! Pero muy más bellas al amor convida si de amor se duele, si de amor respira.
06. Sus lánguidos ojos el brillo amortiguan; retiemblan sus brazos: su seno palpita; ni escucha, ni habla, ni ve, ni respira; y busca en sus labios el alma y la vida...