Frases de Conde de Lautréamont (página 2 de 3)
38. No conozco obstáculo que supere las fuerzas del espíritu humano, salvo la verdad. "Poesías II" (1870)
39. Los niños al nacer no conocen nada de la vida, ni siquiera su grandeza. "Poesías II" (1870)
40. No soy todavía un esqueleto y la vejez no se ha pegado a mi frente. "Los cantos de Maldoror" (1869)
41. La juventud escucha los consejos de la edad madura. Tiene una confianza ilimitada en sí misma. "Poesías II" (1870)
42. No conozco más gracia que la de haber nacido. Todo espíritu imparcial la encuentra completa. "Poesías II" (1870)
43. ¡Aritmética! ¡Algebra! ¡Geometría! ¡Trinidad grandiosa! ¡Triangulo luminoso! ¡El que no os ha conocido es un insensato! "Los cantos de Maldoror" (1869)
44. El sueño es una recompensa para unos, un suplicio para otros. Para todos es una sanción. "Poesías II" (1870)
45. El hombre es tan grande que su grandeza se manifiesta sobre todo en que no quiere reconocerse miserable. "Poesías II" (1870)
46. Cada vez que he leído a Shakespeare me ha parecido que despedazaba el cerebro de un jaguar. "Poesías II" (1870)
47. La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil. "Poesías I" (1870)
48. La gran familia universal de los hombres es una utopía digna de la lógica más mediocre. "Los cantos de Maldoror" (1869)
49. Es preciso que la crítica ataque la forma, jamás el fondo de vuestras ideas, de vuestras frases. "Los cantos de Maldoror" (1869)
50. Los hombres que han resultado detestar a sus semejantes, ignoran que es preciso comenzar por detestarse a sí mismos. "Poesías II" (1870)
51. La fe es una virtud natural mediante la cual aceptamos las verdades que Elohim nos revela por la conciencia. "Poesías II" (1870)
52. Los hombres que no se baten en duelo creen que los que se baten en duelo a muerte son valerosos. "Poesías II" (1870)
53. ¿Cuál es más profundo, más impenetrable de los dos; el océano o el corazón humano? "Los cantos de Maldoror" (1869)
54. Las invenciones de los hombres van en aumento. La bondad, la malicia del mundo en general, no sigue siendo la misma. "Poesías II" (1870)
55. Si no tuviésemos defectos, no encontraríamos tanto placer en corregirnos, en alabar en los otros aquello que nos falta. "Poesías II" (1870)
56. Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso todavía contemplar las ruinas de los hombres. "Los cantos de Maldoror" (1869)
57. Solamente admitiendo la noche físicamente, se le ha llegado a aceptar moralmente. ¡Oh, noches de Young! ¡Cuántas jaquecas me habéis causado! "Poesías I" (1870)
58. La duda es un homenaje tributado a la esperanza. No es un homenaje voluntario. La esperanza no admitiría ser sólo un homenaje. "Poesías II" (1870)
59. Soy hijo del hombre y de la mujer, según lo que se me ha dicho. Eso me extraña. ¡Creía ser más!
60. Las palabras que expresan el mal están destinadas a adquirir un significado útil. Las ideas mejoran. El sentido de las palabras contribuye a ello. "Poesías II" (1870)
61. ¡Pese a la contemplación de nuestras grandezas, que nos domina por completo, tenemos un instinto que nos corrige, que no podemos reprimir, que nos educa! "Poesías II" (1870)
62. No es bueno que todo el mundo lea las páginas que van a seguir; sólo algunos podrán saborear este fruto amargo sin peligro. "Los cantos de Maldoror" (1869)
63. La duda es un homenaje rendido a la esperanza. No es un homenaje voluntario. La esperanza no consentiría en ser tan sólo un homenaje. "Poesías II" (1870)
64. Mi poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura.
65. El verdadero dolor es incompatible con la esperanza. Por muy grande que sea ese dolor, la esperanza aún se alza a cien codos más arriba. "Poesías I" (1870)
66. Existe una convención poco tácita entre el autor y el lector, por la cual el primero se llama enfermo y acepta al segundo como enfermero. "Poesías I" (1870)
67. Vuestro espíritu es arrastrado perpetuamente fuera de quicio y sorprendido en la trampa de tinieblas con grosero artificio por el egoísmo y el amor propio. "Poesías I" (1870)
68. Nadie ha visto aún las arrugas verdes de mi frente, ni los huesos que sobresalen de mi rostro descarnado, semejantes a las espinas de un gran pez. "Los cantos de Maldoror" (1869)
69. ¡No hagáis como esos exploradores sin pudor, espléndidos de melancolía a sus ojos, que encuentran cosas desconocidas en sus espíritus y en sus cuerpos! "Poesías I" (1870)
70. El hombre es el vencedor de las quimeras, la novedad de mañana, la regularidad de la que el caos se queja, el tema de la conciliación. "Poesías II" (1870)
71. Hay una filosofía para las ciencias. No la hay para la poesía. No conozco moralista que sea un poeta de primer orden. Es extraño, dirá alguien. "Poesías II" (1870)
72. Vuestro espíritu es arrastrado continuamente fuera de sus casillas y, sorprendido en la trampa de las tinieblas, construido con arte grosero por el egoísmo y el amor propio. "Poesías I" (1870)
73. Hay que saber arrancar bellezas literarias hasta en el seno de la muerte, pero esas bellezas no pertenecen a la muerte. La muerte no es más que la causa ocasional. "Los cantos de Maldoror" (1869)
74. No trasmitáis a los que os leen más que la experiencia que se desprende del dolor, y que no es el dolor mismo. No lloréis en público. "Poesías I" (1870)