Frases de Baruch Spinoza - Página 5

01. (...) Por otra parte, si, de acuerdo con lo que dice el apóstol en 2 corintios, 3,3, tienen en sí mismos la carta de dios, no escrita con tinta, sino con el espíritu de dios, y no sobre tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón, que dejen de adorar la letra y de inquietarse tanto por ella. "Tratado teológico político" (1670)

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02. Nuestro método de interpretar la escritura es el mejor. Porque, como la autoridad máxima para interpretar la escritura está en poder de cada uno, la norma de interpretación no debe ser nada más que la luz natural, común a todos, y no una luz superior a la naturaleza ni ninguna autoridad externa. "Tratado teológico político" (1670)

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03. El gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés consisten en mantener engañados a los hombres y en disfrazar, bajo el especioso nombre de religión, el miedo con el que se los quiere controlar, a fin de que luchen por su esclavitud, como si se tratara de su salvación, y no consideren una ignominia, sino el máximo honor, dar su sangre y su alma para orgullo de un solo hombre. "Tratado teológico político" (1670)

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04. El derecho natural de cada hombre no se determina, pues, por la sana razón, sino por el deseo y el poder. "Tratado teológico político" (1670)

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05. Si fuera tan fácil mandar sobre las almas (animus) como sobre las lenguas, todo el mundo reinaría con seguridad y ningún Estado sería violento, puesto que todos vivirían según el parecer de los que mandan y sólo según su decisión juzgarían qué es verdadero o falso, bueno o malo, equitativo o inicuo. "Tratado teológico político" (1670)

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06. Si nadie puede renunciar a su libertad de opinar y pensar lo que quiera, sino que cada uno es, por el supremo derecho de la naturaleza, dueño de sus pensamientos, se sigue que nunca se puede intentar en un estado, sin condenarse a un rotundo fracaso, que los hombres sólo hablen por prescripción de las supremas potestades, aunque tengan opiniones distintas y aún contrarias. "Tratado teológico político" (1670)

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07. Por derecho e institución de la naturaleza no entiendo otra cosa que las reglas de la naturaleza de cada individuo, según las cuales concebimos que cada ser está naturalmente determinado a existir y a obrar de una forma precisa. Los peces, por ejemplo, están por naturaleza determinados a nadar y los grandes a comer a los chicos; en virtud de un derecho natural supremo, los peces gozan, pues, del agua y los grandes se comen a los más pequeños. Pues es cierto que la naturaleza, absolutamente considerada, tiene el máximo derecho a todo lo que puede, es decir, que el derecho de la naturaleza se extiende hasta donde llega su poder. En efecto, el poder de la naturaleza es el mismo poder de Dios, que tiene el máximo derecho a todo. Pero, como el poder universal de toda la naturaleza no es nada más que el poder de todos los individuos en conjunto, se sigue que cada individuo tiene el máximo derecho a todo lo que puede o que el derecho de cada uno se extiende hasta donde alcanza su poder determinado. "Tratado teológico político" (1670)

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08. Para desentendernos de esa turba, liberar nuestra mente de los prejuicios de los teólogos, y no abrazar temerariamente las invenciones de los hombres como si fueran doctrinas divinas, debemos abordar el verdadero método de interpretar la Escritura y discutirlo a fondo; puesto que, si lo desconocemos, no podremos saber con certeza qué quiere enseñar la Escritura ni el Espíritu Santo. Dicho en pocas palabras, el método de interpretar la Escritura no es diferente del método de interpretar la naturaleza, sino que concuerda plenamente con él. "Tratado teológico político" (1670)

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09. Quienes más descuellan por su imaginación, tienen menos aptitudes para el conocimiento puramente intelectual. "Tratado teológico político" (1670)

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10. Quienes destacan por su inteligencia y la cultivan al máximo, tienen el poder de imaginar más moderado y más controlado, como si lo sujetaran con un freno para que no se confunda con el entendimiento. "Tratado teológico político" (1670)

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11. (...) Todo cuanto hacemos debe tender al progreso y al perfeccionamiento.

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12. Quien pretende determinarlo todo con leyes, provocará más bien los vicios, que los corregirá. Lo que no puede ser prohibido es necesario permitirlo, aunque muchas veces se siga de ahí algún daño. ¿Cuántos males, en efecto, no provienen del lujo, la envidia, la avaricia, la embriaguez y actos similares? Y se los soporta, sin embargo, porque no pueden ser evitados por la prohibición de las leyes, aunque sean realmente vicios. "Tratado teológico político" (1670)

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Aristóteles Georg Wilhelm Friedrich Hegel Gottfried Wilhelm Leibniz Immanuel Kant René Descartes

Baruch Spinoza

Baruch Spinoza
  • 24 de noviembre de 1632
  • Ámsterdam, Holanda Septentrional, Países Bajos
  • 21 de febrero de 1677
  • La Haya, Holanda Meridional, Países Bajos

Filósofo, escritor y pensador neerlandés, autor de "Tratado sobre la reforma del entendimiento" (1662), "Tratado teológico político" (1670) y "Ética demostrada según el orden geométrico" (1674).

Sobre Baruch Spinoza

Baruch Spinoza nace en una familia judía hispano portuguesa, recibiendo una educación inicial que ponía un gran énfasis en el estudio de las fuentes clásicas judías.

A medida que continua con sus estudios de física se fue apartando del judaísmo, hasta que en 1654 con la muerte del padre se aleja definitivamente y fue excomulgado y expulsado de la ciudad en 1656.

Trabaja durante varios años puliendo lentes para instrumentos ópticos.

En 1661 Baruch Spinoza se traslada a Rinjnsburg (Leiden), donde trabaja en sus escritos y más tarde a Voorburg, donde traba amistad con algunos físicos y con el jefe de gobierno, quien custodia una de sus obras, "Tratado teológico político" (1670).

"Tratado teológico político" causa gran revuelo y Baruch Spinoza decide entonces no publicar más hasta su muerte, aunque sus escritos seguirían circulando entre sus seguidores.

Poco tiempo después se traslada a La Haya y recibe una propuesta para estar al frente de la cátedra de filosofía occidental en la Universidad de Heidelberg, pero rechaza el ofrecimiento para no recibir restricciones de los teólogos hacia sus estudios.

Luis XIV, rey de Francia le ofrece luego una pensión a cambio de que dedicara uno de sus trabajos, pero Baruch Spinoza tampoco la acepta.

En 1677 muere a causa de la tuberculosis cuando contaba con cuarenta y cuatro años.

Según Baruch Spinoza, mente y cuerpo son lo mismo, visto desde dos ángulos diferentes. La mente es la idea del cuerpo, y éste es el aspecto extenso de la mente.

Con el concepto de un dios impersonal y el rechazo de la libertad de la voluntad, Baruch Spinoza tuvo mucha oposición y hostilidad de sus contemporáneos y obtuvo reconocimiento mucho tiempo después, siendo uno de los mayores pensadores filosóficos de todos los tiempos.

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