01. El ímpetu del corazón, engaño encantador, nos hace sufrir muy pronto.
02. ¡Dios es grande! Él da sabiduría a los jóvenes y fuerza a los débiles.
03. Mi amor se enardecía con el aislamiento y se volvía cada vez más doloroso.
04. Yo era demasiado feliz para guardar en el corazón un sentimiento de enemistad.
05. En el campo hace falta agitarse para saber la hora; el estómago es nuestro mejor reloj.
06. Recuerdo un milagroso instante: cual una efímera visión, apareciste tú, radiante y hermosa como la ilusión.
07. ¡Adiós, pues, mar! No he de olvidarme de tu espléndida belleza, y oiré al caer la tarde tu voz, fragor que embelesa.
08. Confía, amigo: brillará la estrella del divino día, que Rusia se despertará, y, al derribar la monarquía, ¡Los nombres nuestros grabará!
09. Esperaba con impaciencia la respuesta a mi carta, sin atreverme a abrigar una esperanza y tratando de acallar los oscuros presentimientos.
10. La barca fiel del pescador que guardas tú, mar, por antojo, roza el oleaje con valor, mas desenfrenas tu enojo y se hunde en banda la mejor.
11. Más vale quedarse aquí y esperar, a lo mejor se calma la tormenta y se despeja el cielo, y entonces podremos encontrar el camino por las estrellas.
12. La noche posee muchas estrellas encantadoras, y hay muchas bellezas en Moscú; pero más bella que todos sus amigos celestes es la luna en el azul vaporoso.