Frases de Un mal nombre

Un mal nombre

16 frases de Un mal nombre (Storia del nuovo cognome) de Elena Ferrante... Libro de Elena Ferrante.

Frases de Elena Ferrante

Frases de Un mal nombre Elena Ferrante

01. ¿Es posible que incluso los momentos felices del placer no resistan nunca un examen riguroso? Es posible.


02. Tal vez estamos cortados por el mismo patrón, tal vez estamos realmente condenados sin culpa a la misma e idéntica mediocridad.


03. Era bonito solo vernos de vez en cuando para oír el sonido loco del cerebro de la una resonando dentro del sonido loco del cerebro de la otra.


04. Las raras veces que lograban estar juntos no unos minutos sino una hora entera, esa hora se transformaba en un flujo inagotable de intercambios sexuales y verbales, un bienestar general...


05. (...) Reaccionaba explicándome, de hecho, que yo no había ganado nada, que en el mundo no había nada que ganar, que su vida estaba llena de aventuras diferentes y desatinadas igual que la mía, y que el tiempo sencillamente se escurre sin sentido alguno, y que era bonito solo vernos de vez en cuando para oír el sonido loco del cerebro de la una resonando dentro del sonido loco del cerebro de la otra.


06. Qué deprisa cambiaban las personas, sus intereses, sus sentimientos. Frases bien organizadas que son sustituidas por frases bien organizadas, el tiempo es un discurrir de palabras coherentes solo en apariencia, quien más palabras tiene, más acumula.


07. Dijo que vivíamos en un país muy provinciano, en el que cualquier ocasión valía para lamentarse, pero que entretanto nadie se arremangaba y se ponía a reorganizar las cosas para que funcionaran.


08. (...) Todas las cosas del mundo pendían de un hilo, eran puro riesgo, y quien no aceptaba arriesgarse acababa deteriorándose en un rincón, sin confianza con la vida.


09. Su bienestar económico, su buena educación, el prestigio de joven militante de izquierdas muy conocido entre los estudiantes, la sociabilidad, incluso su valor cuando intervenía con discursos bien calibrados contra personas poderosas dentro y fuera de la universidad, le habían otorgado un aura que, por ser su novia, su chica o su compañera, se había extendido de manera automática a mí, como si el puro y simple hecho de que me amara fuese la certificación pública de mis cualidades.


10. (...) Su presencia en mi vida, habían ocultado mi condición real pero no la habían cambiado, no había conseguido integrarme de veras. Me encontraba entre los que se esforzaban día y noche, que conseguían magníficos resultados, que eran tratados incluso con simpatía y aprecio, pero que jamás lucirían con la actitud adecuada la alta calidad de esos estudios. Siempre tendría miedo: miedo de decir la frase equivocada, de usar un tono excesivo, de ir vestida de forma inadecuada, de revelar sentimientos mezquinos, de no tener pensamientos interesantes.


11. Temía que hablara en dialecto, que dijera groserías, que resultara evidente que no había pasado de los estudios de primaria. Temía que en cuanto abriese la boca todos quedaran hipnotizados por su inteligencia y que hasta la propia Galiani quedara encantada. Temía que la profesora la considerase tan presuntuosa como ingenua y que me dijera: Quién es esta amiga tuya, deja de verla. Temía que comprendiera que yo no era más que una pálida sombra de ella y que dejara de ocuparse de mí para interesarse por ella, que quisiera volver a verla, que se empeñara en conseguir que retomara los estudios.


12. En mi caso, el amor no es indispensable para el placer, ni siquiera para el aprecio. ¿Es posible, pues, que el asco, la humillación empiecen después, cuando un hombre te doblega y te viola a su antojo por el solo hecho de que ya le perteneces, con o sin amor, con o sin aprecio? ¿Qué ocurre cuando estás en una cama, vencida por un hombre? Ella ya lo había experimentado y me habría gustado que me hablara de ello. Pero se limitó a decir irónica: mejor para ti si estás a gusto, y me condujo hasta una pequeña habitación que daba a las vías del tren. Era un cuarto desnudo en el que solo había un escritorio, una silla, un catre, nada en las paredes.


13. Todo es interesante si lo sabes trabajar.


14. Palabras, con ellas se hace y se deshace a voluntad.


15. Las cosas carentes de sentido son las más hermosas.


16. Hay momentos en que recurrimos a fórmulas insensatas y planteamos exigencias absurdas para ocultar sentimientos lineales.

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